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Uno de cada cuatro peruanos planea poner un negocio en los próximos tres años, lo que se traduce en un 40% de ciudadanos dispuestos emprender, así lo afirman los resultados del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) 2015. Las cifras casi duplican al promedio mundial: 21%.

Esta situación también se ve reflejada en la aceptación que han ganado los emprendedores en la sociedad. De acuerdo al reporte, para el 70% de los adultos los emprendedores cuentan con un alto nivel de prestigio en la sociedad.

Cabe destacar que el reporte concluyó que el rango de edad con mayor interés por emprender en el Perú fueron los jóvenes de 18 a 25 años y los adultos de 25 a 35 años, quienes representaron el 24% y 25% del total de participantes. Un resultado similar a los datos mundiales, con la excepción de que el grupo más joven es reemplazado por los adultos de 35 a 44 años.

Estudio. A pesar de las cifras, para el líder del equipo de investigación del GEM Perú y decano de Esan Graduate School of Business, Jaime Serida, aún queda mucho por hacer para igualar a países como Chile o Colombia, donde el promedio de interesados en emprender llega a 45%.

“En estos países los diferentes actores (gobierno, empresa y universidad) cumplen un rol más activo para impulsar el desarrollo de iniciativas con alto potencial de crecimiento, emprendimientos caracterizados no solo por generar un mayor número de empleo, sino también por orientarse al desarrollo de productos y servicios con mayor grado de innovación. En el Perú, es clave seguir impulsando el fortalecimiento del ecosistema emprendedor para alcanzar este objetivo”, explica.

El informe también destacó que en la mayoría de los casos, los emprendedores salen adelante mayormente debido a las oportunidades con las que se topan que por la necesidad de poner un negocio.

En los países desarrollados, los emprendedores por oportunidad representan el 78% del total, en tanto que en países como los latinoamericanos el nivel baja a 69%.

Negocios

En Perú, el 62% de negocios se enfoca en el comercio mayorista y minorista, lo que contrasta con los países desarrollados, donde se opta más por las TIC y el sector financiero.