Jonathan Novoa: “Ningún país está preparado para el ébola”
Jonathan Novoa: “Ningún país está preparado para el ébola”

Es una tarde tranquila en un pueblo de Sudán del Sur. Jonathan Novoa ha llegado allí como voluntario médico y, en su tiempo libre, ha decidido jugar fútbol con los jóvenes de la zona. Todo parece normal hasta que el sonido de un silbato irrumpe la calma. La gente corre aterrada, él también. Cuando logra esconderse en un refugio algo inesperado sucede. Desde allí observa cómo un numeroso grupo de muchachos regresa armado al lugar. “Para ellos la violencia era cotidiana. Felizmente ese día no pasó nada”, expresa. Aquella experiencia la vivió durante un misión de “Médicos sin Fronteras”. Hoy, bajo el cargo de presidente para América Latina de dicha organización , continúa reafirmando su compromiso con la labor humanitaria.

¿Qué fuiste a hacer a Sudán del Sur?

Fui con otros voluntarios de Médicos sin Fronteras a un pueblo que había sido atacado. Más de 50 personas, entre mujeres y niños, estaban heridas producto de un brote de violencia.

¿Qué sentiste cuando viste a todos correr?

Tuve miedo. Para ellos la violencia es cotidiana, pero igual te asusta.

¿En qué otros situaciones asiste Médicos sin Fronteras?

En varias. Normalmente hacemos salud primaria y en algunos casos secundaria. Nuestros principales programas son consultas externas, por ejemplo, de la malaria. En el 2013 hemos atendido casi dos millones de personas con esta enfermedad; tres mil trescientas con VIH y diecinueve mil con tuberculosis. También atendemos a la población civil que es víctima de conflictos o desastres naturales. En paralelo realizamos otro tipo de programas como en Honduras donde se trabaja con niños de la calle y emigrantes. Pero los temas centrales son VIH, desnutrición, anemia y violencia sexual.

¿Cómo integraste Médicos sin Fronteras?

Mientras estudiaba una maestría en Europa habían muchas ponencias dictadas por gente de Médicos sin Fronteras. Justamente yo quería hacer medicina tropical y me gustaba lo que hacía la organización; entonces postulé en Alemania y me aceptaron el 2005. He estado en Angola, Colombia, Haití y Sudán del Sur.

Empezaste como voluntario y ahora eres el presidente para América Latina de la organización...

Bueno, lo de la presidencia surgió luego de que se formara una asociación latinoamericana. Yo fui un promotor y me metí en la primera junta constitutiva. Siempre tuve amor a la camiseta, como dicen, y postulé a la presidencia y salí elegido.

¿Los voluntarios trabajan a cambio de nada o hay alguna remuneración?

Cada voluntario, dependiendo de la experiencia, percibe un salario. No es muy alto porque justamente tratamos de conseguir gente que tenga ese espíritu humanitario de ayudar a las personas.

Y en caso alguna persona, por ejemplo ahora, dé positivo al ébola y muera, ¿cómo afrontan esa situación?

Tenemos casi 20 años haciendo este trabajo y tenemos protocolos muy estrictos para que el personal en mayor riesgo evite contagiarse. No existe el riesgo cero, pero en este último brote 24 personas han dado positivo para ébola de más de 700 que hemos enviado. Y en el caso de un fallecimiento nos comprometemos muchísimo con la familia. Les ofrecemos todo el apoyo.

¿Cómo se financia Médicos sin Fronteras?

El 90% son fondos privados, o sea, de gente como tú o yo que quiere donar dinero. Son más o menos cinco millones de donantes en el mundo. Eso nos da mucha independencia económica.

¿En cuántos países está presente?

En más de 60, la mayoría concentrados en África y Asia. Los países donde tenemos más presencia de proyectos son República del Congo, Siria, Iraq, y ahora con lo del ébola, en los tres países más afectados que son Guinea, Sierra Leona y Liberia. En América Latina estamos en Bolivia, Colombia, Paraguay, Honduras, Haití y México.

Respecto al ébola, ¿cuál es el panorama actual?

La situación todavía está totalmente descontrolada. Es una epidemia bastante impredecible y todavía están aumentando los casos. Médicos sin Fronteros está respondiendo al brote desde marzo de este año en los tres países más afectados: Guinea, Sierra Leona y Liberia. Más o menos dos tercios de los pacientes reportados los estamos atendiendo y hemos hecho muchos llamados a la comunidad internacional para que pueden enviar más personal médico y equipos para poder controlarlo.

¿Están preparados los países latinoamericanos para enfrentar esta enfermedad?

Es difícil saber. Como es una enfermedad poco conocida, es natural que no estemos preparados completamente. Nadie lo está. Ningún país. Lo bueno es que muchos gobiernos se están capacitando y haciendo protocolos de seguridad. Por lo menos hay avances y eso ya es bastante positivo.

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