ONU: "La inseguridad amenaza el crecimiento" del Perú
ONU: "La inseguridad amenaza el crecimiento" del Perú

El representante de la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Crimen para Perú y Ecuador, Flavio Mirella, advierte de los riesgos que el auge de la delincuencia genera al país y analiza junto a su equipo los índices alarmantes del crecimiento de la criminalidad en el Perú, lo que ha obligado a varios líderes políticos -miembros del Acuerdo Nacional- a firmar un pacto por la Seguridad Ciudadana. El gran reto: pasar del discurso a la acción.

En 2002 el Acuerdo Nacional estableció como política de Estado la erradicación de la violencia y el fortalecimiento de la Seguridad Ciudadana, pero es poco lo avanzado.

Un plan en sí no va a acabar con el problema de la inseguridad ciudadana. Tiene que haber varios elementos para que este sea eficaz. Asimismo, es importante contar con instrumentos donde se suman los esfuerzos de todos los actores a nivel estatal: Gobierno central, regional y municipal. También se debe incluir a la sociedad civil y a la empresa privada.

¿A qué se debe la actual evolución en la tendencia delictiva?

Se da por mucha razones. Por un lado, un aumento de los delitos graves como el crimen organizado, el narcotráfico y la corrupción. Por otro, una mayor presencia de delitos comunes como el robo, que tiene un impacto mediático importante. Esto ha sido medianamente influenciado por factores como el incremento de la población y la precariedad de ciertos sectores de la misma, y una débil institucionalidad que se traduce, por ejemplo, en una amplia brecha entre la victimización y la atención adecuada. Según el INEI, del 38,9% que han sido víctimas de un delito solo el 12,3% denunció el hecho y apenas el 5,5% considera que obtuvo resultados positivos. La reforma iniciada por el gobierno debe orientarse a fortalecer sistemas eficientes de seguridad y justicia.

La reforma de la Policía siempre es anunciada, pero no pasa nada.

La percepción del delito está fragmentada y es vista como única responsabilidad, muchas veces, de la Policía. No solo es cuestión de incrementar el número de efectivos sino de una mayor especialización.

Entonces, ¿cómo debería enfocarse el delito en el Perú?

Se tiene que enfocar con expectativas realistas y orientarlo desde los problemas sociales de fondo: la pobreza, la exclusión y la precariedad familiar y comunitaria.

En ese sentido, ¿de dónde debería partir una verdadera política de seguridad ciudadana?

De la parte preventiva y esta es una premisa que hay que seguir enfatizando. Si estas políticas de seguridad ciudadana se sobredimensionan en un enfoque basado solo en el sistema de justicia criminal, el Poder Judicial, la Fiscalía y la Policía, no tendrá un impacto positivo.

Tampoco existe una continuidad en las políticas públicas para luchar contra la violencia en las calles.

Creo, también, que existe la tentación de buscar soluciones rápidas y ello no es posible cuando el problema se viene agravando durante muchos años. Hay que pensar en respuestas a la medida. Incluso, una respuesta a la problemática en Lima no es la misma que en otras regiones.

Dentro de esa gran cifra de inseguridad ciudadana a nivel nacional, ¿cómo se diversifica el delito?

Si uno mira las cifras podemos ver cuanta gente está detenida por delitos relacionados al narcotráfico, pero esto es solo un aspecto dado que es todo el ciclo alrededor del tráfico de estupefacientes el que arrastra a sectores importantes de la población. Es uno de los motores, pero no es el único. Desde el punto de vista de una estrategia eficaz, el énfasis debe estar en todas las manifestaciones de los delitos, pero basados no únicamente en un aspecto de represión, sino preventivo.

Mucho se habla de "luchar contra el narcotráfico", de "una guerra contra la inseguridad ciudadana".

Luchar contra el narcotráfico y contra el crimen organizado como si se tratara de una guerra lleva a mucha frustración debido a que se van creando falsas expectativas, se relativizan los resultados en el tiempo y se piensa que el enemigo es externo. Y su presencia es tanto externa como interna.

¿Cuál es el principal riesgo de enfocar erróneamente una estrategia contra la inseguridad ciudadana?

Primero, no se puede seguir pensando que me voy a armar para defenderme. Esta tendencia hay que revertirla lo antes posible. Y, lo más grave, es que si la criminalidad sigue creciendo a este ritmo la productividad va a bajar y los costos para la salud pública van a seguir aumentando. Por lo tanto, es importante que se tomen acciones para que la seguridad ciudadana sea sostenible en el tiempo. De lo contrario, el país puede tener pérdidas productivas importantes.

De todas las cifras que se citan, ¿cuál es la que menos atención prestamos?

Una muy alarmante y con una tendencia al alza indica que 18% de internos en las cárceles de Lima vienen de sistemas penitenciarios juveniles. Se está alimentando una maquinaria que no está rehabilitando a los que entran, sino que endurece sus carreras criminales. Hay que buscar formulas que incluyan alternativas desde el principio y que rompan con esta tendencia criminal.