El elevado empleo informal en América Latina y el Caribe obliga a los gobiernos a enfocar sus programas sociales en la especialización de sus ciudadanos para que accedan a trabajos de calidad, dijo el martes la OIT.
"Pese a los avances en la región, se sigue observando niveles elevados de empleo informal. Se trata de la principal preocupación de la región", dijo la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en un informe difundido el martes en Lima, y que describe el hecho como un problema estructural.
Según cifras actualizadas, el desempleo en la región subió a 6,9% en 2015 y el crecimiento de los salarios se ha estancado. La informalidad laboral en la región es de 50% y el informe prevé que aumente en los próximos meses.
"En Bolivia, Honduras y Nicaragua la proporción del empleo informal sigue superando el 70%, mientras que en Colombia, México y Perú equivale al 50%", detalla el informe.
Según la OIT, se espera que el crecimiento del empleo alcance 1,6% en 2016, un alza más leve del promedio registrado entre 2008 y 2013, que fue de 2,7%.
Si bien la población con empleo en América Latina y el Caribe ha crecido de 57,3% a 61% en los últimos 15 años y además se redujo a la mitad la proporción de trabajadores pobres, de 17,8% a 8,2% (que vive con menos de 3,1 dólares al día), la desaceleración económica mundial, en algunos casos con recesión, ponen en peligro esos logros.
"Los avances en desigualdad y reducción de pobreza están amenazado con estancarse o revertirse. Las desigualdades aumentaron en 8 países de la región", dijo en conferencia de prensa el director para América Latina y el Caribe de la OIT, José Manuel Salazar.
PROGRAMAS SOCIALES HACIA EL EMPLEO
En su informe, la OIT considera importante reforzar los programas sociales orientados al apoyo en el mercado de trabajo, que "deberán apuntar a mejorar la calificación del trabajadores".
Es una tarea en la que América Latina está avanzando. En 2013 la región invirtió un 0,4% del PIB para estos programas, que beneficiaron al 21% de la población comparado con el 0,1% que se destinó e 2000 y que benefició sólo al 6%.
"Los avances sociales y del mercado de trabajo dependerán del giro que de la economía hacia especializaciones más competitivas, de un crecimiento más marcado de la productividad y de la existencia de políticas públicas que promuevan este cambio", detalla el informe.
Las fuentes tradicionales de crecimiento en la región, como la exportación de materias primas, generan volatilidad económica, que luego repercuten negativamente en la generación de empleo. Por ello, detectan un alto potencial no explotado en la especialización de los trabajadores como "un pilar central de las políticas sociales y del mercado de trabajo".
La idea es que los programas permitan la actualización constante de la calificación de los trabajadores, mejorar la calidad del ajuste entre la oferta y la demanda de trabajo y promover directa o indirectamente la creación de empleos productivos, precisa la organización.
"Cuando uno pone en práctica esta políticas, tienen efectos positivos sobre la informalidad. En programas de Argentina y Colombia, estas políticas redujeron la probabilidad de que las personas encuentren empleos informales, una vez que salen del programa. Estas políticas han mostrado su eficacia", dijo la investigadora de la OIT Verónica Escudero.
Los programas sociales dirigidos al trabajo deben dar un giro hacia las especializaciones económicas de alto valor agregado y aumentar el crecimiento de la productividad en la región, que actualmente tiene la menor tasa de crecimiento global, en un promedio de 0,7% anual.