“Peruanos no manejan bicicleta por miedo”
“Peruanos no manejan bicicleta por miedo”

Montar bicicleta en una ciudad como Lima resulta un desafío para muchos. Se imagina, entonces, colarse de noche en el caótico tráfico del cono norte y pedalear hasta alcanzar la cúspide del cerro más alto de Los Olivos. La ruta es conocida como “La Atlántida” y es uno de los recorridos que realizan los más de 50 miembros de Lima North Cycling (LNC), un movimiento de ciclistas aficionados que se pasean por toda la periferia de este lado de la capital con un solo fin: promover el deporte. Su fundador, Marko Palacios (M), y uno de los primeros miembros, Edinson Aponte (E), hablan sobre sus proyectos y experiencias.

¿Qué es lo peor que les ha pasado durante un recorrido?

M: Siempre pasan cosas. Por ejemplo, una vez veníamos manejando por la Av. Universitaria por un lado donde no hay ciclovías. De improviso, un carro frena y el pasajero abre la puerta. Uno de los ciclistas se impactó contra ella. Felizmente el conductor asumió su error y lo llevó al hospital.

¿Hace cuánto se inició Lima North Cycling?

E: En marzo cumplimos dos años.

¿Cómo nace la idea?

M: Yo me reunía con un grupo de ciclistas en la Av. Arequipa con Aramburú. Iba y me regresaba solo desde acá (Los Olivos). Cuando regresaba me encontraba con gente que bicicleteaba por el cono norte y así nos fuimos juntando y decidimos formar el grupo.

¿Siempre te gustó manejar bicicleta?

M: Antes practicaba patinaje agresivo. Luego empecé con la bicicleta, pero hace un año que no practico deporte porque tengo un problema en la rodilla. Aunque siempre estoy al tanto de lo que hace el grupo.

¿Con cuántos iniciaron?

E: Empezamos cinco y ahora ya somos 53 miembros oficiales, a parte de amigos y otros conocidos.

¿Todos son aficionados?

E: Sí y hay de todo: dentistas, abogados, economistas, administradores, ingenieros mecatrónicos, ingenieros de minas y empresarios.

¿Qué recorridos hacen?

E: Hemos buscado rutas por todos lados, hasta en lugares inimaginables, en Independencia, Carabayllo, Los Olivos, etc. Tenemos un recorrido que hemos bautizado como Rocón, porque terminando la pista de la ruta hay una piedra inmensa. La Atlántida es otro recorrido que empieza en la avenida Carlos Izaguirre y continúa hacia Túpac Amaru hasta llegar a la cúspide de un cerro. La llamamos así porque hay una especia de coliseo con columnas en la parte alta. Ambas están en Tahuantinsuyo. Así tenemos más de 20 lugares.

¿Cómo se auspician?

M: Yo tengo una empresa y los apoyo en algunas competencias con bebidas y otras cosas. Otros amigos nos han apoyado con uniformes.

En nuestro país pocos se atreven a andar en bicicleta, ¿cuáles creen que sean las causas?

E: Por miedo a que un chofer imprudente les pueda hacer algún daño.

M: También porque no tienen tiempo. Nuestro grupo se formó porque nos reuníamos en la noche, horario en que la gente está libre.

¿Cualquiera puede ingresar al club?

M: Claro, solo necesita tener ganas y una bicicleta.

¿Han descubierto algún talento dentro de los aficionados?

M: Sí, un par de jóvenes que le han agarrado el gusto y ahora participan en competencias importantes. Erick Bonilla es un caso. Él empezó a los 15 años y ahora que tiene 18 se está preparando para participar en los Juegos Panamericanos del 2019.

¿Cuál es el objetivo que siguen?

M: Promover el ciclismo para apartar a los jóvenes de la violencia y las drogas, y al tiempo ayudar a los chicos que tienen potencial para desarrollarse profesionalmente en este deporte.

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