Para diciembre se registraría una morosidad del 10% gatillada por los créditos de consumo y pyme. Estos niveles mejorarían todavía en el 2021.
Para diciembre se registraría una morosidad del 10% gatillada por los créditos de consumo y pyme. Estos niveles mejorarían todavía en el 2021.

La reducción de los resultados de la operación de la que se apreciaba desde abril, debido a la emergencia sanitaria, se profundizó en junio.

Así, al término del primer semestre del 2020, los bancos solo registraron una utilidad de 0,3% en intereses, pese a que las colocaciones de crédito aumentaron 17,1%, precisa Ana Vera, gerente general de la empresa de cobranzas Kobsa, sobre la base de los datos del último reporte de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS).

Esta menor utilidad responde a que las colocaciones realizadas han sido, principalmente (hasta en un 85% en mayo y junio), del programa de préstamos de capital de trabajo del Estado Reactiva Perú, cuya tasa de interés es baja y, por ende, no genera una gran utilidad.

Ante la crisis, lo que ahora se viene en el sector son los incrementos en la tasa de morosidad y el deterioro de la cartera de deudores, debido a la complicada situación económica. No obstante, señala que con las normas que ha dado la SBS sobre las formas de reprogramación y refinanciamiento a los clientes se podrá salir de estos problemas.

“Si bien la pandemia afecta al sector financiero, estos son problemas que se pueden manejar y no generan ningún riesgo, salvo que hubiera algún tipo de intervención en el sentido de cambiar las normas macro donde las nuevas reglas de juego sí podrían perjudicarlo. El sistema financiero siempre ha sido muy fuerte y ha tenido buenas utilidades en los últimos 10 años”, comenta.

CAUTELA EN PRÉSTAMOS

Este año, las entidades financieras serán muy cuidadosas en su colocación de créditos y van a analizar muy bien por qué sectores apostar, sobre la base de qué tan golpeados han sido sus ventas por la pandemia generada por el COVID-19.

La industria del turismo, agencias de viaje, empresas de transporte terrestre, restaurantes y todo el rubro gastronómico quizá será observado con mucho más cuidado. Mientras que, el sector minero y pesquero serán, probablemente, mirados con mayor interés, precisa Ana Vera.

Destaca, además, que el impacto en los niveles de morosidad recién se verá a fines de año, aunque será de manera gradual y no un deterioro drástico. Esto debido a la flexibilización de los sistemas de pago, que permite darle un mayor respiro a los clientes (reprogramando deudas, cambiando plazos y tasas de interés) y atenuar las pérdidas de los bancos.

“Lo que deben hacer los clientes es negociar mejores condiciones de pago. Lo que menos queremos, en este momento, es que el cliente sea excluido del sistema financiero”, sostiene.

MOROSIDAD

La ejecutiva Indica que la morosidad a junio está en 3,2%; sin embargo, si no se hubiera ordenado la suspensión de la gestión de cobranzas y el congelamiento de la situación bancaria de los clientes (de mayo a julio) esta sería mayor.

Para fines de agosto esta se comenzará a deteriorar y llegará a 5,5%; mientras que para diciembre se registraría una morosidad del 10% gatillado por los créditos de consumo y pyme. Estos niveles mejorarían todavía en el 2021. “El deterioro económico y los niveles de desempleo impactan directamente en el cumplimiento de las obligaciones bancarias”, enfatiza.