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El de los padres durante la niñez, la falta de afecto, rechazo de la sociedad o el en la etapa escolar, son algunas de las causas para que mujeres y varones caigan en la enfermedad llamada “dependencia afectiva”.

La coach ontológica que realiza terapias para el manejo de las emociones, además autora del libro Reo sentimental, Rosa María Cifuentes, señala que la necesidad de sentirse aceptadas y amadas por la otra persona, las lleva a que se aferren a un amor enfermizo, convirtiéndose en personas subordinadas, víctimas o maltratadoras para alimentar su ego y someter.

CASO. Rubén nació en un matrimonio donde jamás existió amor, sus padres se divorciaron. Nunca sintió el afecto de su padre. Llegó a la adolescencia y se convirtió en un joven tímido. De adulto, pese a ser un brillante profesional y apuesto, siempre se sintió inseguro y tímido. Acudía a las reuniones para embriagarse y conquistar señoritas, pero solo para esa noche. Después de años, encontró a la mujer que cumplía sus exigentes requisitos como cabello castaño, piel clara, ojos claros. Su meta fue conquistarla para lucirla ante sus amigos. La idea era “Mira lo que logré, soy capaz de inspirar amor en una mujer hermosa...”.

Cuando empezó a salir con Brenda (informal), ella puso las reglas como los horarios de encuentro, pero cuando él intentó formalizar la relación de enamorados, ella reconoció su afectividad, caballerosidad, pero que no se encontraba preparada.

Rubén decidió tener paciencia y conquistarla, pero Brenda lo llamaba o respondía los mensajes cuando le apetecía. Rubén descubrió que su amada salía con muchos hombres, pero pese a ello, no concebía su vida sin ella y continuó acudiendo las veces que Brenda lo llamaba.

Rubén se había convertido en dependiente afectivo y sigue una terapia (extracto del libro).

Rubén no amaba a Brenda, pero su ego era azotado, por lo que sentía odio, celos monstruosos y frustración por no sentirse aceptado. Mientras que Brenda tenía la necesidad de maltratar para lograr el placer personal y a la vez mantener el control de la vida de Rubén.

Cifuentes señala que en estos casos, los hombres no soportan sentirse inferiores. Además, la dependencia afectiva de ellos está relacionado al acto sexual, mientras que en las mujeres es el miedo a la soledad.

De acuerdo a los casos que atiende en su consultorio, Cifuentes señala que de cada 10 mujeres, 7 son dependientes y de este número, 5 casos son crónicos. Con relación al sexo opuesto, de 10 varones 5 sufren de esta dependencia y 4 de ellos son crónicos.

“Son reos sentimentales, son dominantes, controladores o en todo caso viven subyugados a ellos. Saben que las o los engañan, pero prefieren aceptar la infidelidad que separarse”, agregó.

En opinión de Cifuentes, es difícil salir de esta adicción por lo que es necesario una terapia psicológica y psiquiátrica.

La terapeuta presentará su libro y también brinda hoy una charla en el auditorio de la UTP en desde 19:00 a 22 horas.

CIFRA. 7 de cada 10 mujeres que buscan una terapia sufren una dependencia afectiva.

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