Calma, tranquilidad y paz, sintieron miles de cristianos católicos que llegaron a ver de cerca la imagen de la Virgen de Chapi, ubicado en el distrito de Polobaya. Las últimas imágenes que tenían los arequipeños de la Virgen de Chapi fue de los dos últimos años, cuando los arequipeños miraban a través de las redes sociales, como la imagen de la mamita de Chapi subía a un enorme helicóptero azul para sobrevolar los aires y derramar bendiciones.
Durante el 2020 y 2021 las visitas al Santuario quedaron prohibidas a causa de la pandemia del nuevo coronavirus, no había vacunas para garantizar llegar hasta el aposento. Las personas fallecían en los hospitales por falta de camas de hospitalización, oxígeno, otros perecían en sus casas. En el peor momento de la pandemia, alrededor de 100 personas fallecían a causa de la peste. A la fecha, según la Gerencia Regional de Salud (Geresa), 6992 pacientes fallecieron y dejaron sin consuelo a sus familias.
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Pese a esto, los arequipeños no perdieron la fe, quienes al oír a lo lejos el helicóptero, subían los techos de sus casas, ya sea con un globo blanco en señal de que su familiar pereció de la Covid-19 o con una foto, pidiendo sanidad. Los médicos y enfermeros tampoco eran distantes, clamaban porque más gente no muriera y que las vacunes lleguen rápido. Imágenes difíciles de borrar para los arequipeños.
Alrededor de 120 mil personas acudieron hasta el sector de Siete Toldos, luego caminaron por más de cuatro horas para llegar hasta el templo donde habita la imagen de la Virgen de Chapi. El tiempo de caminata no importaba, la misión era llegar, colocar velas, arreglos florales, rezar y escuchar la misa. Según el Arzobispado de Arequipa, los peregrinos acudieron desde el 30 de abril hasta ayer y veneraron la imagen de la Santa que estaba en la explanada. Asimismo, escucharon la misa de honor, fueron en total diez, cinco entre el sábado y domingo.
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Previo a la primera misa del domingo que se realizó a las 5:00 horas, decenas de personas acamparon en la explanada, no llevaron carpas, pero sí colchones inflables, mantas y frazadas. Esto para soportar el frío y el viento helado que hay en el lugar, incluso algunas personas se cubrían con cartones y bolsas de basura. El sacerdote encargado de la eucaristía, Zacarías Kumaramangalam, leyó el segundo capitulo del evangelio de San Juan, donde Jesucristo convierte el agua en vino a pedido de su madre.
El párroco enfatizó el rol de las madres arequipeñas al cuidado de sus hijos para que todo salga bien y comparó su esfuerzo y preocupación con la de la Virgen de Chapi. Exhortó a los asistentes a congregar en la misa, rezar, confesarse para llenarse del espíritu de Dios. Recordó y conmemoró a las personas que perecieron a causa de la pandemia y oró por ellos para otorgarles el descanso eterno.
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“Durante dos años hemos sufrido por la Covid-19, pero seguimos vivos, ello significa que la Virgen de Chapi nos h seguido bendiciendo”, exclamó. Tras la ceremonia eclesiástica que culminó ayer a las 15:00 horas, los feligreses rezaron de manera individual ante la imagen, luego caminaron hasta Siete Toldos, para retornar a sus casas con la tranquilidad de ser escuchados por la Santa.
Los devotos que no lograron acudir hasta el distrito de Polobaya, asistieron al Santuario de la Virgen de Chapi ubicado en el sector de Charcani en Cayma. El acceso a los peregrinos fue restringido durante el sábado, el ingreso se autorizó desde las 7:00 horas de ayer. Los feligreses caminaban alrededor de un kilómetro bajo el sofocante calor hasta llegar al Santuario. En el lugar, los asistentes realizaban fila de más de 200 metros para ingresar al aposento donde también yacía la imagen de la Virgen de Chapi.
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Al interior, los fieles, guiados por miembros de la Hermandad, rezaban por salud, trabajo y prosperidad, incluso algunos entregaban por unos minutos a sus pequeños a la Virgen de Chapi para que los bendiga. Al finalizar, los peregrinos salían de la capilla, luego se dirigían a la explanada para escuchar el único servicio que se realizó a las 14:00 horas. Tras esto, retornaron a sus viviendas y prometieron volver seguidamente.
“Me regreso con la bendición de nuestra mamita, me siento más tranquila y calmada. Sabía ir hasta Polobaya, no puedo por la edad. He pedido por la salud de la familia, que la pandemia acabe y sobre todo que nuestros gobernantes reflexionen porque no es sostenible. Que pase la inestabilidad”, dijo Práxila Cárdenas.
Por su parte, Pamela Salazar, junto a la fotografía de su suegra, pidió a la Virgen de Chapi por su descanso eterno, además de que no falte alimentación en las familias peruanas. “Mi suegra era muy creyente de la Virgen, porque ella nos enseño su devoción”, dijo.