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Una firma, un dibujo o inclusive una frase, pueden ser considerados arte, aunque nos cueste comprenderlo.

El street art o arte urbano comenzó a cobrar importancia comenzó como una manifestación contestataria y frecuentemente asociada a lo ilegal , pero que fue evolucionando al punto de tener ahora connotaciones impensables hace 40 años.

Lo que en inicio fueron pensamientos aislados o individualizados , pasó a ser también colectivos, como los murales que son hechos con intervención de diferentes artistas callejeros que, sin perder su estilo personal, se unen en un objetivo común.

DIÁLOGO. Alejandra Ballón, escritora e investigadora social, ha estudiado estas expresiones y cree que no hay que mirar muy lejos para darse cuenta de lo que estamos hablando. Perú es un país donde confluyen los grafitis, stencil, murales y otras formas de street art, no solo en la capital, sino que empieza a ser notorio en algunas regiones. Sin embargo, es curioso notar cómo a pesar de tener un origen contestatario, en Perú no ha logrado vencer las barreras del racismo, centralismo y machismo. “Hay pocas mujeres en el arte urbano y pocas muestras lejos de Lima”, expresó en el conversatorio que sobre este particular y en el marco del Hay Festival, protagonizó ayer junto a Pierre Ducrozet, escritor francés y autor de una biografía de Jean Michel Basquiar, el icono del grafito neoyorquino de los años 70, quien marcó un hito en el mundo del street art.

“La gente recurría este modo porque moría, había mucho peligro, era una crítica al sistema establecido”, enfatizó en el diálogo que además contó con la moderación del artista plástico arequipeño, Ramiro Pareja.

Fue difícil comenzar el diálogo armando una definición de lo que es arte, pues los tres coincidieron en que podía englobarse en ello a todo lo que deriva de la creación humana y que tiene un mensaje. No cabe duda que en las expresioens callejeras, estas condiciones están presentes.