Everardo Zapata Santillana, el maestro primario creador de Método Global de Palabras para aprender a leer y escribir aplicado en su famoso libro Coquito, este 15 de agosto cumplió 95 años de edad en medio de envidiable lucidez y memoria. Aquí la entrevista.
¿Qué se siente al cumplir años en la misma fecha que Arequipa celebra su aniversario? Y no solo en el día de Arequipa, sino de mi tierra, Cocachacra. Imagino a mi madre ese día de 1926 con los dolores de parto mientras que el pueblo celebraba con cohetes y vivas al mediodía, como era la costumbre, y tal vez estimulada por la fiesta me dio a luz y me puso de nombre Everardo, que en alemán quiere decir jabalí; seguro quería que fuera fuerte. Después, cuando me vine a Arequipa, la celebración se hacía en la noche del día anterior, con serenata que asumía para mí, pues, con el tiempo, mi familia me festejaba el mismo 15.
¿Cómo ha recibido los 95 años? Con especial alegría, pues mi familia se ha ampliado. Ahora no solo tengo esposa, cuatro hijos y una hija acompañados de consorte, sino diez nietos y cinco bisnietos, que nos entusiasman a mi esposa y a mí. Aparte, claro, de mi primer hijo, el libro Coquito, que ha cumplido 66 años e igual número de ediciones, pues cada año lo actualizo y no deja de crecer como niño educado y que educa.
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¿Cuál es el secreto para que Coquito viva tanto y en tantos países? Creo que no es un secreto. Simplemente se trata de que está basado en un método propio, no inspirado en métodos europeos, creado por un latinoamericano que tardó siete años en probarlo en diferentes departamentos del Perú, hasta publicarlo en 1955. Desde entonces ha ido cubriendo las tres Américas enseñando a leer y escribir, proporcionando una herramienta para lograr el conocimiento que permite la formación y superación personal. Antes que un secreto tiene un principio: reconocer que el español es un idioma transparente, en el que se escribe como se pronuncia y se lee como se escribe. Ahí está su fuerza, ahí radica la sencillez de mi creación, el Método Global de Palabras, que ha permitido hasta una edición en Braille para invidentes.
Pero usted también trabaja con conjuntos integrados, ¿qué son? Es utilizar sustantivos concretos, que el niño o la niña conocen, agrupados de tres en tres en columnas con una imagen referente. Esos son los conjuntos integrados, característica de Coquito, con un criterio rítmico: así como en la poesía hay música por la rima, todas las palabras tienen música si las ordenamos por un patrón, apoyadas en el ritmo y la consonancia. Ejemplo: pala, pelo, pila, o loma, lomo, lima… pero antes de leer las palabras deben nombrar las imágenes para no silabear, pues en el silabeo se dividen las palabras en partículas sin sentido. Con Coquito, primero se lee la imagen e inmediatamente se asocia con la palabra. Luego lee las palabras tal y como habla y después, puede leer solo las palabras. Así hace una lectura comprensiva.
Usted debe tener muchos reconocimientos por su libro y trabajo, ¿cuál es el que más considera? Cierto, tengo las Palmas Magisteriales en el grado de Amauta, la más alta distinción que da el Ministerio de Educación, también soy Hijo Predilecto de Arequipa, me ha dado Diploma y Medalla de Oro el Gobierno Regional, tengo Medalla de Oro en el Grado de Oficial del Congreso de la República, entre tantas otras distinciones. Pero lo que más satisfacción me da es encontrarme con personas de toda edad, género y condición social o económica, que me reconocen y me dicen con música para mis oídos. “Maestro, yo aprendí a leer con Coquito”. No sabe cómo me llena el corazón esas palabras, me hacen vivir un sueño.
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Al respecto, su biografía se titula “He vivido un sueño”. Así es, escrita por mi buen amigo el periodista y culto Eduardo Ugarte y Chocano, y ahora ese está preparando la segunda edición, pues me la reclaman de los cuatro vientos.
También se va a hacer una película sobre su vida y obra. Sí. Comienza a filmarse ahora en noviembre. Es una historia con dos personajes principales, un maestro primario y un alumno, que paralelamente van contando mi vida de niño y adulto. Esto me da gran satisfacción porque así conocerán mejor a quien con sencillez trata de cumplir con la gran responsabilidad de acabar con el analfabetismo, que me impuse cuando escuché decir al presidente José Luis Bustamante y Rivero en su primer discurso de 1945, que este llegaba al 73% en el país. Ahí comencé a forjar el sueño que sigo viviendo acompañado por Coquito y quienes lo tuvieron y tienen en sus manos.