“Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas”, es una de las frase más famosas del periodista británico Eric Arthur Blair, conocido como George Owell.
En esta coyuntura de corrupción en diferentes poderes del Estado, tema que no es para nada reciente, la labor del periodista, al buscar, investigar y procesar la información para difundirla, toma mayor realce.
ESPACIOS
Pero, sin restar lo manifestado por Owell, Lenny Fernández, periodista que hoy se desempeña en una institución pública, señala también que existen noticias y hechos positivos que merecen ser difundidos.
“A veces nos lleva la corriente de la información mercantilista, lo negativo, lo que no quiere decir que se deje de informar, sino que también se le dé espacio a aquello que puede ser destacado, como la jornada de los trabajadores del Poder Judicial que retornan en las noches para seguir trabajando”, dice.
Desde su puesto de trabajo, considera que hacer periodismo institucional es desafiante, porque debe lidiar con la percepción casi generalizada de que en las instituciones del Estado todo es malo. Su trabajo es generar información utilitaria para el interés colectivo.
Mientras que Ronnel Huayta, otro profesional que pasó a esta fila hace unos meses, manifiesta que el desempeño de la labor es diferente desde un medio de comunicación al periodismo institucional, pues hay que cumplir con disposiciones burocráticas y reglamentos de confidencialidad que tienen las entidades, los cuales deben ser respetados.
“Después de 14 años decidí cambiar y apostar por una nueva experiencia en una entidad pública, aprovechando una oportunidad que se me presentó. Al principio fue muy difícil asimilar el cambio, pues de estar en la calle buscando información, pasé a realizar labor de escritorio la mayor parte del tiempo y me convertí en parte de una fuente de noticias”, agrega.
RETOEl periodista y gerente de radio Yaraví, Javier Mamani, señala que la labor del periodista, desde el lugar en que se encuentre, será siempre velar por los derechos de las personas, por la defensa de la naturaleza, por la democracia y por una mejor sociedad.
Él recuerda su trabajo en tiempos difíciles, desde la época de Juan Velasco y Francisco Morales Bermúdez, con la opresión militar y el terrorismo.
Cuando laboraba en el Centro de Educación Amakella, recuerda que recibía amenazas del terroristas y del Gobierno, pero eso no lo amilanó.
“Ahora tenemos la industria de la corrupción generalizada por algunos políticos, por lo tanto nuestro rol es fortalecer la democracia con la vigilancia ciudadana. Es un derecho estar informado y un deber informar”, resalta.
Y si se trata de conocer la realidad del periodista, Carlos Zanabria resalta que aún falta reconocer los derechos de los hombres de prensa.
Mientras ellos recogen, procesan e informan el incumplimiento de los derechos laborales de los trabajadores del sector público y privado, los periodistas afrontan el mismo problema, aunque no sean difundidos.
Esto conlleva a que algunos profesionales incurran en una falta de ética profesional, con mayor preponderancia en los medios radiales, donde los profesionales dependen de la publicidad para recibir un salario.
“Lo que más me incomoda es que digan que todos los periodistas son corruptos, porque hay personas que hacen de su profesión una labor decente”, expresa.