El periodismo como una profesión llena de pasiones

“Un periodista debe leer al menos 15 minutos cada día, no puede dejar de leer. Es pecado que un periodista no lea libros, de preferencia en físico. Gabriel García Márquez es espectacular, el libro “Crónica de una muerte anunciada” es un libro increíble. “El pianista” y “Confesiones de un manipulador de medios”, son buenas alternativas”, aconsejó el periodista con más de 38 años de trayectoria Carlos Marcelo Rodríguez Rivera.

Comenzó la carrera en 1978, cuando se iniciaba la Asamblea Constituyente, luego de la dictadura militar. “Comencé a trabajar en Agencia Andina, que en ese entonces se llamaba ESI (Empresa de Servicio Informativo de Perú). Estaba (Francisco) Morales Bermúdez, eran los tramos finales de la dictadura”, señaló.

Marcelo Rodríguez aconseja a los jóvenes a estudiar cualquier otra profesión y dedicarse al periodismo, pero eso sí, leer como poseído. “El que quiera escribir tiene que leer, nada más. Estaba estudiando Derecho y no me cuadraba bien, comencé a hacer periodismo y luego me cambié. Lo aconsejable es estudiar cualquier profesión y dedicarse al periodismo. Puedo estudiar medicina, costura, lo que sea y dedicarse al periodismo”, señaló.

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Trabajo

n medios de comunicación trabajó 11 años en el diario El Comercio, 7 años en El Pueblo y 5 años en Correo. Pasó por innumerables experiencias que una en especial lo marcó e incluso lo llevó al extremo que el médico señaló que tenía inicios de neumonía.

Marcelo cuenta que, en 1995, cuando era corresponsal de El Comercio se estableció una comisión científica integrada por 10 profesionales donde había un biólogo, geólogo, del Ministerio de  Defensa y de la Marina. Había antecedentes de científicos europeos que establecieron que el origen más remoto del río Amazonas estaba en el Mismi, un nevado que estaba ubicado en la provincia de Caylloma, en el Cañón del Colca.

“Detrás de la comisión científica llegó un redactor y fotógrafo del diario El Comercio. Empezaron el recorrido y el redactor que era gordito y joven, caminaba y caminaba. Bebía constantemente agua y como allí el frío es intenso se resfrió”, relató.

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El mismo día que salió a Caylloma regresó y se presentó en la oficina de El Comercio que estaba situada en la calle Jerusalén (Cercado).

“Conversó con el jefe de redacción de El Comercio y le dijo que no podía seguir y luego conversó conmigo y yo estaba resfriado también, pero tenía que ir. Yo le dije que estaba resfriado, pero era la última alternativa. Me dijo que no podía enviar a otro reportero y me dijo tienes que ir tú y caballeros”, contó.

Marcelo durmió cuatro noches en carpas en la intemperie, a menos 20 grados bajo cero. “La primera noche fue atroz, me dio el mal de altura, una especie de angustia que le da a uno por querer salir. A las 2 de la mañana me daba ganas de salir de la carpa, de sacar la cabeza al menos. Desperté y tenía fiebre, a la mañana siguiente un almirante, ministro de Velasco, especialista en hidrografía, me vio y le dijo a uno de sus ayudantes que me prepare algo con ajo y no sé qué más, me alivió mucho y seguí. Fue desesperante, pero seguí. Alquilamos una mula para regresar”.

Regreso

Cuando regresó a la ciudad de Arequipa se fue de inmediato al servicio de emergencia de un hospital y le dijeron que estaba con inicios de neumonía, pero el gusto de ver dónde se iniciaba el río Amazonas no se lo quitó nadie.

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“Me pusieron como cuatro inyecciones, medicamento durante una semana. Me alivié. Pero participé de una de las experiencias científicas más importantes, al final se determinó que en la quebrada de Carhuasanta estaba el origen del Amazonas, un riachuelo simple, menos que una acequia. Me di el gusto de ver el origen del Amazonas. El fotógrafo era un ayacuchano, un trome. El problema mío era que fui resfriado y se agravó mi mal”, recordó.

Marcelo Rodríguez llega a la jubilación luego de la foto del “Miguelito” capturada en el 2015 en el valle Tambo. Noticia que tuvo trascendencia nacional e internacional. La presión fue fuerte.

“Estando en Correo me jubilé, salí con una anécdota. Fue en una revuelta que hubo en el valle de Tambo por Tía María (Proyecto minero). Un reportero gráfico freelance tomó una foto armada. Un policía le puso el “miguelito” (arma de metal) al pobre hombre. Eso ocurrió a las 10 de la mañana y en la tarde hubo una conferencia de prensa en portal de San Agustín con gente de Southern y presentaron esas fotos. El fotógrafo de Correo fue y regresó con ese material y estaba bien esa foto”, apuntó.

Eran varias fotos y en especial esa imagen fue consultada con el director del diario que estaba de viaje. “Al día siguiente lo publiqué y Correo estaba en boca de todos y no positivamente. Conversé  con la gente de Lima y dije lo que pensé. Lo único que quedaba era renunciar. Me pasé la vida renunciando o me han botado”.