El fuerte sismo que remeció Caravelí el domingo 14, también se sintió en Camaná, especialmente en La Punta. Los pobladores y veraneantes, por unos segundos recordaron lo que se vivió en Camaná en junio del 2001, cuando un tsunami acabó con la vida de por lo menos 70 personas.
El pánico se apoderó de los ciudadanos y pocos minutos después, la carretera Panamericana está colmada de vehículos, la gente pugnaba por salir del lugar.
El 23 de junio del 2001, un sismo de 6,9 grados afectó a la provincia de Camaná y ocasiono una ola gigante que se tragó a por lo menos 70 personas. Ese día, aunque no era verano, numerosas personas se habían reunido en un terreno que ocupaba el terminal terrestre de La Punta, porque organizaron una parrillada de confraternidad y campeonato de fulbito para ayudar a una familia en problemas económicos. Solo niños y ancianos se quedaron en casa, especialmente en la zona de La Deheza.
LA TRAGEDIA. La tarde transcurrió sin novedad, hasta que se sintió el violento sismo. Minutos después, el mar se recogió y fue cuando los más longevos supieron que llegó el momento de correr hacia la carretera Panamericana, porque se venía el maremoto.
Olas de siete metros de altura golpearon con gran violencia sobre las precarias viviendas cercanas a las playas. Las lujosas casas y los negocios por entonces cerrados, todos de construcción con material noble, sucumbieron a la fuerza del mar.
Cuando el agua recuperó su margen, arrastró no solo objetos, también se llevó a muchas personas. Los restos de construcciones, fueron tumba de 23 adultos y niños, cuerpos que fueron recuperados por quienes para ese momento, regresaban de la parrillada y tuvieron que hacer de rescatistas de sus propios familiares.
Esa actividad solidaria salvó la vida de los participantes, de lo contrario, la cifra de pérdidas habría sido mucho más abultada.
Como periodista me tocó vivir en carne propia los momentos dramáticos, ver que la gente salía despavorida de la ciudad para ubicarse en las zonas más altas, la recuperación de los cuerpos de cuatro hermanitos que, al no poder salir, se abrazaron y así murieron bajo arena y maleza.
El abogado Wilfredo Castillo Neyra, cuenta que la casa de sus padres, frente al Parque Grau, fue destruida y jamás recuperada. Él estaba en Arequipa durante el sismo y al regresar a la playa, días después, vivió con sus vecinos el pánico y la tristeza por las pérdidas. Fue nombrado presidente de los damnificados y coordinó la ayuda material para los más afectados.
A pocos metros de ese parque vivía don Víctor Fernández Fernández, conocido por el apelativo de Coco Roco, por su afición a las peleas de gallos. Su yerno, Olfer Cruces Llerena, quien tenía su casa distante, en el anexo de Legua, trae a la memoria que acudió a buscarlo y lo encontró bajo la arena, muy lejos de su vivienda.
Los sobrevivientes contaron que Víctor había conseguido ponerse a salvo junto a varios niños, pero regresó a su casa para rescatar a sus gallos y otros animales, fue cuando la ola lo cubrió y ya no pudo salir.
Son también recordados los policías Miguel Alfaro y Luis Bustamante. Si bien ambos estaban de franco y participaban en la parrillada, no dudaron en acudir al rescate de los afectados por el tsunami, en esa labor estaban cuando el mar los envolvió para arrebatarles la vida. “A ellos deberían hacerles un reconocimiento, nunca se les declaró héroes”, indica Olfer Cruces.
El profesor Augusto Mogrovejo Argote, con algunas fotografías en mano, recordó que luego del terremoto, vio cómo la gente corría por las calles, otros se subían a cualquier vehículo, sobre las parrillas, dejando abandonadas sus casas, las tiendas, farmacias, negocios, era un caos, todos querían llegar a los cerros a la pampa de aterrizaje, la gente gritaba, buscando a sus hijos.
MemoriasLos sobrevivientes recuerdan que el empresario Aurelio Granda se subió con su hija menor al techo de la casa, pero una ola gigante se la arrebató de la manos, esa escena aterradora quedó grabada en la memoria de quienes vieron las consecuencias de este maremoto.
Ocho integrantes de la familia Centeno, fueron salvados aquel día, gracias a que la ayuda llegó y las puertas de su vivienda, fueron utilizadas como balsas para trasladar a todos sobre el agua, hacia una zona segura.
23 víctimas quedaron debidamente identificadas al término de la búsqueda.
70personas se “tragó” el mar, en las playas de La Punta de Camaná, aquel trágico día.