Estuvo al frente de la sede del Tribunal Constitucional en la ciudad por varios años y se ha desempeñado en el campo del Derecho Constitucional. (Foto: Julissa Herrera)
Estuvo al frente de la sede del Tribunal Constitucional en la ciudad por varios años y se ha desempeñado en el campo del Derecho Constitucional. (Foto: Julissa Herrera)

Iris Rosado Torres es abogada y especialista en Derecho Constitucional, participa en ponencias y debates de su especialidad. Correo conversó con ella.

¿Cómo empezó en su carrera de derecho? Ingresé a la Facultad de Derecho de lade Arequipa, pero uno de mis sueños fue ser diplomática. Este sueño no se cumplió, por diferentes motivos; tiempo después, fui a Lima por motivos laborales, en donde estudie en la Pontificia Universidad Católica del Perú la Maestría en Derecho Constitucional. Posteriormente, después de laborar en Lima, fui trasladada a mi querida y bella Arequipa, ciudad donde nací, para realizar labores como Encargada de la Sede–Arequipa del Tribunal Constitucional, encargatura que cumplí con honor y lealtad. Después, en la Universidad Católica de Santa María de Arequipa seguí estudios de actualización, y luego un  Doctorado en .

¿Qué valores permitieron tener éxito en su profesión? Me he formado en un hogar católico, mi madre me enseño de niña amar a Dios por sobre todas las cosas del mundo y respetar y amar a mi prójimo, tengo un gran respeto por la persona humana, por su dignidad, que es el fin supremo de la sociedad  en un Estado Constitucional de Derecho. Las enseñanzas que recibí de mis queridos padres  durante mi infancia y juventud, fueron la honestidad, el compromiso con la verdad y la justicia, la tolerancia, la capacidad para convivir con quienes sean distintos o piensen diferente, de manera pacífica, con lealtad, compasión, generosidad y bondad.

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¿Cuál ha sido el mayor desafío cómo mujer y profesional? El tener que hacer prevalecer mis derechos laborales. No debemos tener miedo, ninguna persona debe permitir que se vulneren sus derechos laborales, nadie tiene el derecho de maltratar a nadie. Creo en la justicia divina, pero también creo en la justicia judicial, de los hombres.

¿El machismo sigue presente en el campo del derecho? En el entorno donde me desenvuelvo no he visto de cerca el machismo, que se ve en la televisión. Es educación, pero también hay nuevas modalidades que podemos detectar, hay mujeres empoderadas capaces de maltratar a otra mujer haciendo uso y abuso de su poder, en una sed de venganza insana e implacable.

¿Es difícil para una mujer liderar con hombres en su trabajo o en la sociedad misma? No he tenido que enfrentar ese problema. En mi centro laboral, las oportunidades son tanto para los hombres como para las mujeres. En este siglo todos tenemos las mismas oportunidades, hay mujeres que lideran en la política, en lo social y en lo laboral. Las mujeres tenemos que estar preparadas para asumir nuevos retos y desafíos.

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¿Cómo visualiza los derechos de la mujer en Arequipa, hay avances? El rol que cumplen hoy las mujeres es muy trascendental, hay muchas , que destacan, que brillan con luz propia, se nota que hay un gran avance. El papel de la mujer en el siglo XXI ha sido muy importante, pues ahora se reconoce más su trabajo.  Siempre hemos sido capaces de absolutamente todo, solo que ahora la sociedad lo reconoce, y ya no importa si somos o no tan fuertes como los hombres, pues los estereotipos van cambiando con el paso del tiempo.

¿Qué mensaje puede darle a las mujeres adolescentes y jovencitas? Que ellas son el futuro del país, que el cielo es el límite, que hay una crisis de valores muy grande, pero que tienen un rol muy relevante que cumplir en la sociedad. Que la democracia y el Estado de Derecho son condiciones necesarias para lograr la vigencia y el respeto de los derechos humanos. Que debemos respetar la dignidad humana, que tienen un compromiso con el bien supremo por encima de los beneficios personales, que tenemos que fomentar la empatía y la humanización de las relaciones sociales, ser coherentes, que tenemos que ser responsables de nuestras acciones ideas y emociones, pero sobre todo, debemos que tener fe, esperanza y amar a Dios.