El temor de regresar a clases en la provincia de Islay
El temor de regresar a clases en la provincia de Islay

La profesora Margarita (nombre ficticio por su temor a sufrir agresiones) antes de bajar del carro se quitó la chaqueta, pasó el cepillo por su cabello, pensativa se preguntó si sus alumnitos, como les dice, habían asistido al colegio San Martín de Porres, en Cocachacra, provincia de Islay-Arequipa.

Tal vez solo encontraría a 2 y no más de 3 estudiantes, como sucedió semanas atrás.

El carro se detuvo, la docente bajó presurosa e ingresó entusiasmada al colegio, sus ojos brillaban y se mostraba hasta un poco nerviosa y con la esperanza de encontrar a varios niños, pero en el patio solo había un par, un niño y una niña. La profesora sonrío; “¿Cómo están? Vamos a clases ¿No han venido más de sus compañeritos?”, interrogó .

La niña, con su tierna sonrisa dijo que no. El niño con una mirada de timidez dijo que había asistido uno de sus compañeritos, pero que se había retirado y probablemente al internet.

En el patio habían 5 escolares más acompañados de sus padres, esperando a que llegaran más alumnos, pero hasta pasadas las 10 horas solo tres más se sumaron al grupo.

Margarita abrió las puertas, el salón estaba empolvado y los alumnos no podían sentarse.

“Cojamos papel y empecemos a limpiar las mesas”, dijo. En la pizarra aún permanecía la última tarea que se había dejado en el curso de Personal Social, los papelotes realizados por cada uno de los estudiantes también se mantenían colgados.

En ese momento otros dos padres ingresaron al salón y les comentó que la disposición de la Ugel es que los alumnos asistan los sábados para completar las horas perdidas.

¿Pueden enviar los sábados a su hijos?, interrogó y una de las madres dijo que no podía , que prefería que los dos meses de labores perdidas lo recuperen por las tardes.

Estaba dispuesta a enviar el almuerzo de su niño y advirtió que en una reunión del fin de semana pasado, los padres de familia, se negaban a enviar a sus hijos al colegio, “que pierdan el año, no importa dicen”, enfatizó.

Otra madre refutó la idea y lamentó que los propios padres perjudiquen los estudios de sus hijos. La preocupación de la docente se incrementó, pues su expresión cambió, “entonces necesitamos ponernos de acuerdo, lo que quiero es que vengan la mayoría de estudiantes, sea por las tardes o los sábados, no pueden perjudicarse más", concluyó.

SIMULACRO. En el otro salón, el profesor solo tenía un alumno y en la pizarra repasaba el curso de Lógico Matemático.

Eran las 10 horas del viernes 29 de mayo. La sirena sonó y la profesora pidió a los 3 niños -había llegado un alumno más- a salir con cuidado para participar en el simulacro programado a nivel nacional.

Los otros docentes salieron también con sus alumnos y se ubicaron alrededor de los círculos que marcan las zonas seguras. Terminada la simulación el director de la institución, recordó la importancia de estar preparados para afrontar un sismo. Resumió que no hubo heridos porque en todo el colegio solo había 18 estudiantes, “el número es mayor a los 2 que había el martes pasado”, dijo. Antes de concluir su discurso, exhortó a los escolares a invitar a sus amigos para que vuelvan al colegio. “Esperemos que desde el lunes tengamos más asistencia, dijo. En el colegio San Martín, hay aproximadamente 230 escolares”, acotó.

TRASLADOS. Una maestra de la Institución Educativa Cristo Rey también evitó identificarse pero nos contó que por cada salón solo tenían entre 5 y 7 alumnos. Otro grupo de escolares unidos de 2 salones, realizaban el curso de Educación Física.

Narró que sus alumnos se encontraban asustados por las bombas lacrimógenas que habían respirado en sus viviendas, por los policías armados que transitaban por las calles. Por eso 18 menores solicitaron el traslado de estudios hacia Arequipa, Mollendo y hasta otras regiones. Además, confirmó la posición radical de algunos padres de no enviar a sus hijos al colegio.

REINICIO. La Gerencia Regional de Educación, dispuso el reinicio de labores escolares desde el 26, pero hasta ahora muy pocos volvieron a clases. Durante el miércoles y jueves la asistencia fue menor, por el paro de 48 horas en Arequipa. Esos días los pobladores del Valle de Tambo no enviaron a sus hijos al colegio, no laboraron y tampoco salieron a las calles. Acataron el paro, pero en silencio.

TEMOR. Correo, intentó dialogar con los directores, profesores y padres de familia, pero el solo hecho de consultar sus nombres, les causa pavor. Las miradas son de desconfianza, que los vecinos los vean dialogar con extraños, es sospecha de que estén revelando los nombres de los que lideraron los 2 meses de protestas.

El miedo de los habitantes en el Valle de Tambo es generalizado, incluso los distribuidores de Qali Warma que llegaron a entregar los alimentos pidieron ser atendidos con rapidez, porque temían que los efectivos los detuvieran por convocar a reuniones. Los custodios les dijeron que debían efectuar su trabajo rápidamente.

ENTUSIASMADOS. Flor estudia en la institución San Martín de Porres, tiene 11 años y contó estar contenta de volver al colegio. No le importa avanzar los sábados y quedarse sin vacaciones de medio año, lo único que pide es que el conflicto termine para que todo vuelva a la calma. Confiesa que extrañó a su maestra y a sus compañeros, mientras que uno de sus amigos agrega que no le gusta la idea de quedarse sin vacaciones y más aún avanzar los sábados.

Alex es un estudiante del colegio Cristo Rey que acudió al plantel solo para visitar a sus amigos. Eran pasadas las 11 horas y tocó la puerta principal de la institución. Al abrir, pidió ingresar. ¿Por qué vienes tan tarde?, consultamos. “Solo vengo a ver si mis amiguitos están en el salón, ¿puedo pasar?”, respondió dando saltos con un trompo y cordel en la mano. Tras asegurar que asistirá a clases desde el próximo lunes, Alex se perdió con dirección al campo deportivo.

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