Desde los 4 años de edad, Michael inició en este deporte por influencia de su padre Mario Ramírez quien también es su sensei del Temple Karate Dojo (pertenece a la Organización Internacional de Karate Shotokan). La finalidad de esta disciplina es de fortalecer su espíritu y cuerpo, el cual se convirtió en una verdadera pasión sobre los tatamis, además de ayudar en la formación de sus alumnos quienes son el futuro del país. Hoy, con 33 años de edad, a lado de su esposa y una pequeña de menos de un año se prepara para otro torneo mundial.
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¿A qué edad empezaste a practicar ese deporte?
Comencé a los 4 años, en esa época ya había karate porque mi papá ya era un campeón reconocido a nivel nacional e internacional, ya tenía un Dojo o una cadena ya constituido, cimentado y reconocido a nivel nacional. Prácticamente yo vine al mundo haciendo karate. Mi papá poco a poco me fue motivando, enseñando y despertó en mí el amor por este arte marcial. Es por eso que a los 12 o 15 años le agarre gusto y mis entrenamientos se intensificaron voluntariamente.
¿Cuál fue tu primer y último torneo?
Inicialmente fueron los de campeonatos interescolares que realizaban en esa época, entonces gané los interescolares y ya poco a poco comencé a experimentar más torneos, a los 10 o 12 años fui campeón regional sub peruano, después fui a los campeonatos nacionales que organizaba la Federación peruana del Karate siempre quedando entre los primero puestos. Yo tengo en mi haber más de 100 torneos y casi 200 medallas que es de toda mi vida.
¿Cómo te identificas con este deporte?
Hay tres puntos fuertes, vitales; la primera es el esfuerzo, yo soy una persona que cree fielmente en que todo esfuerzo tiene una recompensa, me esfuerzo mucho en lo que hago, luego la constancia porque yo me puedo caer pero siempre termino parándome, es algo que tengo muy grabado en mi, es mi ADN, porque me caigo me paro y sigo adelante hasta el último día de mi vida, y lo último sería el no mirar a nadie más, tener muy en cuenta mis valores, mi norte, tengo un objetivo y voy hacia ahí, claridad ante todo.
¿Cómo ayuda este deporte al ser humano?
El karate es un arte marcial tiene una formación holística, integral en el ser humano, alimenta tanto el cuerpo, la mente y el espíritu, entonces busca la disciplina, su principal esquema es lograr la disciplina en la persona y alimentar los valores básicos del respeto y la puntualidad.
¿Qué es lo que te inspira antes de entrar a un combate?
La primera siempre me repito que represento a mi país y represento a Arequipa, mi ciudad y mi patria son mi motor, ese pundonor que uno tiene que tener, ese carácter que uno saca de adentro para afuera al enfrentarse a otros rivales. Y mi gran inspiración es mi papá porque él ha hecho en su momento cosas increíbles por la selección peruana del karate, fue campeón panamericano, bolivariano, sudamericano y campeón mundial y es una valla muy alta que yo espero algún día alcanzar. Él es mi sensei, el pule totalmente la parte técnica, me aconseja, analiza y de ahí a la práctica.
¿Qué dificultades has presentado en tus campeonatos de este deporte?
Lo que ocurre es que en muchas de las instituciones públicas no se mira el deporte como una opción al crecimiento y desarrollo de la población, entonces así como la educación también el deporte es rezagado, normalmente eso es lo que ocurre. A mí me encantaría que la política pública cambie un poco para que puedan apoyar al deporte, no esperando a que alguien traiga un logro para poder ayudarlo, no al revés, ayudar para que traigan el logro.
¿Cuáles son tus nuevos retos?
Hay nuevos retos, el primero es un abierto en la ciudad de Chicago que va ser en octubre como una preparación para el panamericano del próximo año en Argentina y el mundial que va realizarse en julio del próximo año en Escocia. Además de llevar a los pequeños por el buen camino en los próximos torneos.