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Maritza Cuti intentó no quebrarse para cumplir con las instrucciones de su hijo Aarón Edgar Gómez Cuti, el suboficial de la Policía abatido en Ayacucho el pasado 8 de octubre.

“El me ha preparado. Cuando conversábamos me decía: mamita nunca vas a llorar. Yo le decía que nunca le iba a pasar nada”, recordó durante un breve discurso en el sepelio realizado ayer a las 14:00 horas en el Cementerio Parque de la Esperanza en .

Pero las palabras de sus familiares y colegas suyos, le recordaban momentos compartidos y terminaba con lágrimas. Como, consuelo momentáneo Maritza abrazó la bandera peruana y el quepí institucional que acompañó a Aarón en su labor policial desde que egresó en enero de este año.

Como recomendación a los demás efectivos, les pidió que se ayuden entre ellos. Edgar Gómez Sivincha, padre de Aarón, también se sumó al pedido. “Apóyense todos. Manténgase unidos, sin traiciones, en la lucha contra los narcoterroristas”.

Los padres de Gómez Cuti usaron estas palabras para mantener presente la decisión que tomó el suboficial desde que era pequeño. “Mi hijo, lamentablemente, siempre quiso ser policía”, dijo Edgar.

Pese al dolor de la pérdida, Gómez Sivincha manifestó su apoyo a su segundo y último hijo, Diego, quien también postula a la escuela de la Policía. Sus familiares arribaron desde Chumbivilcas, Cusco, para acompañar a los deudos. Sus tíos recordaron los esfuerzos de Aarón para formar parte de la institución policial.

La vocación del héroe caído por servir a la patria también se mostró en el apoyo a su familia. “Él me ayudó a construir mi casa. Lo hizo. ¿Qué puedo hacer por él ahora?”, decía entre lágrimas una de sus tías.

Ascenso. El Estado le concedió el ascenso póstumo al grado de Suboficial de Segunda. La lectura de la resolución se realizó en el mismo sepelio.

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