Serenos lidian con la falta de comprensión de las personas y el incumplimiento de protocolos
Serenos lidian con la falta de comprensión de las personas y el incumplimiento de protocolos

Detrás de un grupo de valerosos agentes de seguridad ciudadana de la Municipalidad Provincial de  hay una familia que se preocupa por ellos, que está en el frente de batalla de esta guerra contra el enemigo invisible.

Henry Iturriaga, un destacado miembro de Serenazgo de la comuna provincial, nos cuenta su labor como integrante de los llamados “primera línea”, y sus temores ante el virus que tiene preocupada a la una población.

¿Cómo afrontó la pandemia el Serenazgo? 

Desde el primer día que nos dieron esta labor hubo compromiso de parte mía y de todos los compañeros. Los primeros días nuestra labor ha sido apoyar a la población vulnerable, ayudar a las personas que se quedaron fuera de su horario, trasladarlas a hospitales, etc. Luego se cambiaron las etapas, pero seguiremos apoyando en primera línea con el Ejército para retirar a los ambulantes y hacer que los protocolos se cumplan.

¿Cada vez que sale a trabajar tiene alguna temor? 

Como cualquiera, el temor no es por mí, si no al llegar a casa y traer esa cosa, contagiar a mi esposa y mis pequeños, pero tengo un protocolo: llegar, desinfectarme, un lugar exclusivo para cambiarme, asearme y darme un baño para estar con ellos, pero siempre hay el temor, siempre hay algo. A pesar de que está limpio, en tu cabeza piensas que sigues infectado y sigues con eso.

¿Durante la cuarentena ha tenido algún problema con su trabajo?

Los problemas son diarios, al principio la gente no entendía, pero luego fueron tomando conciencia, hace dos meses la gente no aceptaba, lidiábamos con este tipo de gente malcriada que salen sin barbijo, hasta las mujeres nos atacan y se rebelan. Nosotros las hacemos entrar en razón. A veces hasta nos amenazan de muerte.

¿Llegó a contagiare? 

En realidad, un tiempo me pararon por 14 días, pero no porque tenía el virus, sino por prevención. Me dolió porque mis compañeros estaban ahí afuera luchando para controlar a las personas y velar por su seguridad, ahora estoy otra vez en el servicio y sin duda es algo que me gusta y doy todo de mi para hacer un buen trabajo.

¿Qué se siente ser parte de la primera línea? 

Es una sensación única, me siento completo, cada vez que me despierto salgo a la calle y me entrego completamente a Dios. Tengo un santito, San Martín de Porres, a quien le debo mucho y a quien he tenido la oportunidad de verlo, esa es otra historia, siempre me entrego a él, si tengo que tocar o ayudar a alguien, aquí estoy, me entrego en alma en vida.

¿Cómo ve la labor de sus compañeros? 

Todos estamos comprometidos, a pesar de las dificultades con la gente, ahí estamos. A pesar de que nuestros compañeros salgan positivos, seguiremos trabajando con dedicación. Es un compromiso.

¿Qué mensaje le daría a la población? 

Creo que esta pandemia nos ha enseñado mucho, si hubiéramos cumplido las normas de toda la vida, las consecuencias serían diferentes, es entendible que falte dinero o comida, pero creo que si salimos como se debe, siendo ordenados y con cuidado, puede disminuir la cantidad de personas infectadas, además del distanciamiento y la conciencia a la población. Nosotros también somos personas y tenemos familia. Necesitamos que sean conscientes y que entiendan nuestro trabajo.

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