Han pasado diez días desde que arrasadores huaicos inundaran de lodo miles de viviendas de la provincia de Huarmey, y aún falta mucho por hacer. Cuatro motobombas intentan limpiar las avenidas principales y se han instalado grupos electrógenos para abastecer de energía eléctrica a los ciudadanos.
NOSOCOMIO. El panorama es desolador en el hospital de Huarmey. Todos los consultorios están llenos de lodo, mientras que la losa deportiva, que servía como deposito de vehículos y ambulancias, está totalmente cubierta de agua y barro.
“Mira nuestro hospital, hasta el carro del director se ha quedado”, nos cuenta una vecina del jirón Bolognesi. El personal médico se las viene ingeniando para atender a los pacientes en carpas, y el personal de seguridad cumple su trabajo desde el techo del nosocomio.
Personas solidarias de Casma, Barranca, Lima y otros lugares realizan ollas comunes, donan víveres y hasta ropa; sin embargo, este apoyo resulta insuficiente por el momento.
Muchos de los afectados se sienten impotentes por el castigo de la naturaleza; con desazón y tristeza solo observan las pocas cosas que pudieron rescatar antes de la tragedia. Algunos viven en sus techos, donde han instalado carpas para que puedan pasar la noche.
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Cuatro motobombas tratan de limpiar las calles. “Llevamos dos días trabajando y sin embargo aún no podemos culminar”, expresa el operario de la máquina donada por la concesionaria OHL. La energía eléctrica llega solo por horas y no tienen servicio de agua potable, además las alcantarillas han colapsado al 100%.
Un helicóptero del Ejército continúa sobrevolando la zona por orden de la ministra de Justicia, Marisol Perez Tello; los puentes aéreos aún vienen rescatando a personas aisladas de las quebradas de Huarmey.
El transito vehicular en la Panamericana Norte es normal y fluido, mientras que los huarmeyanos esperan que las autoridades culminen con sacar todo el barro de sus calles y viviendas.
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