La dolorosa ruta de la cremación en la pandemia

Escrito por Abigaíl Díaz

Desde que se detectó el primer caso de COVID-19 en Áncash, 45 personas han sido incineradas en el crematorio del camposanto Lomas de la Paz, la mayoría con diagnóstico COVID-19 y el resto por sospechas de haber contraído este terrible virus, pero ¿cuál es la ruta que siguen los cuerpos desde que son retirados de los hospitales hasta convertirse en cenizas para evitar que el virus siga propagándose?

CREMATORIO

El empresario Arturo Torres Calderón, propietario del único crematorio en Áncash, nos explica que en Lomas de la Paz hay una capacidad para incinerar a 15 personas al día, cifra a la que felizmente no se ha llegado; sin embargo, se teme que pueda ocurrir si las personas continúan desacatando las directivas del Estado.

RUTA

El empresario nos explica que tras el deceso de la persona con COVID-19, personal de salud del hospital procede al embolsado del cuerpo bajo estrictas medidas de seguridad, luego este es colocado en un ataúd que es cerrado herméticamente. Y es que el virus puede sobrevivir hasta tres días en un cadáver. Una vez embolsado, es entregado a una funeraria para ser llevado en una carroza al Camposanto Lomas de la Paz. Antes de ingresar al cementerio, personal del crematorio (debidamente ataviado con equipos de bioseguridad), procede a desinfectar el vehículo, y a los trabajadores funerarios para la recepción del ataúd. Ya dentro del crematorio se realiza una segunda desinfección del ataúd para su ingreso al horno. Las medidas de extrema higiene parecen exageradas, pero solo así se garantiza un proceso seguro.

INCINERACIÓN

En promedio, la incineración de una persona demora una hora y media.

Torres Calderón explica que el tiempo no es exacto y dependerá de la contextura del cuerpo. Aunque suene crudo, la combustión de una persona obesa es más rápida que una persona delgada o atlética, alta o pequeña.

“Las cenizas son colocadas en una urna y entregadas al único familiar que llega con el cuerpo. Entendemos que este proceso es doloroso, porque no hay una ceremonia de cremación. El familiar no se despide de su pariente. Nuestro personal está capacitado para sostener emocionalmente al pariente que ha perdido a un padre, hermano, hijo o esposa en estos tiempos de pandemia”, relata Arturo Calderón.

COLUMBARIO

COLUMBARIO El propietario del crematorio Lomas de la Paz señala que pensando en aquellos familiares que están lejos y no pueden recoger por el momento las cenizas de sus seres queridos, Lomas de la Paz cuenta con un columbario, es decir nichos destinados a conservar las urnas con las cenizas, ya sea temporal o de manera perpetua.
“Qué pasaría si un ciudadano venezolano fallece por COVID-19 y su familia tiene toda la intención de, acabada la pandemia, llevar sus cenizas a su país o de alguna persona que esté lejos de nuestra ciudad y no pueda viajar? Este columbario permite a los deudos tener un lugar donde guardar temporalmente las urnas para después llevárselas para rendirle culto de acuerdo a la tradición de cada familia”, refiere el empresario, quien añade que este columbario tiene capacidad para 4 mil urnas.

COLAPSO

COLAPSOTorres Calderón señala que en caso el crematorio colapse y no se den abastos para la incineración, Lomas de la Paz cuenta con un terreno de 10 hectáreas para tumbas individuales de manera temporal . “Queremos las víctimas por COVID-19 tengan un trato digno, que no vayan a fosas comunes a ser amontonadas, aquí pueden ser enterradas temporalmente”, acota.