Luego de 27 años de cometido el crimen la justicia alcanzó a un parricida en Cusco, quien cegado por los celos baleó a quemarropa a su hija y a su enamorado, para luego huir y mantenerse prófugo hasta hace poco tiempo.
El hecho se registró a finales del año 1992, en el distrito de Tinta, provincia de Canchis (Cusco), donde se desarrollaba una fiesta a la que asistieron Juana Cosio Cáceres y su enamorado Federico Manya Visaga.
Según la tesis fiscal, Justino Cosio Cuentas, padre, docente, e incluso conviviente de su hija Juana, se vio cegado por los celos al verla junto a otro hombre, siguiéndolos y descargando su arma contra ellos.
Estos hechos, motivaron en su momento una acusación por parte del representante del Ministerio Público, y pese a que todavía en el año 1995 se declaró el juicio oral, este no se llevó a cabo debido a que el imputado no era habido, siendo finalmente capturado el 14 de noviembre último.
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LA JUSTICIA TARDA, PERO LLEGA.
La Sala Mixta Descentralizada de Canchis, de la Corte Superior de Justicia de Cusco, presidida por la magistrada Karinna Holgado, sentenció a quince años de pena privativa de libertad efectiva a Justino Cosio Cuentas, por el delito contra la vida, el cuerpo y la salud en la modalidad de parricidio en agravio de Juana Cosio Cáceres y por el delito de tentativa de homicidio simple.de Federico Manya Visaga.
Asimismo, el sentenciado deberá pagar por el concepto de reparación civil la suma de cuarenta mil soles a favor de los herederos legales de Juana Cosio y cuatro mil soles para Federico Adrián Manya, conforme a lo solicitado por el Ministerio Público durante el juicio oral.