Los intérpretes que se encargan de mantener vivas las lenguas originarias en Cusco
Los intérpretes que se encargan de mantener vivas las lenguas originarias en Cusco

“Si no existieran los traductores quizá no se difundirían los dialectos indígenas”, afirman Rittma Urquía y Miguel Ángel Díaz, dos reconocidos intérpretes del Bajo Urubamba, , que, en el Día de las Lenguas Originarias, buscan poner en valor las lenguas yine y matsigenka junto a Pluspetrol, gracias a la campaña “Lenguas Legendarias".

Para Rittma Urquía, natural de Miaría, una comunidad Yine a orillas del río Urubamba, en Cusco, el intérprete indígena es importante porque se encarga de la transmisión de una cultura. “La traducción es una cosa que alumbra, que nuestra cultura sea vista por medio de nosotros”, indicó.

Miguel Ángel Díaz es un profesor e intérprete matsigenka que nació en Nuevo Mundo, una comunidad caracterizada por tener un puerto grande y hombres muy sabios. “Los relatos de nuestra etnia deben tener una enseñanza. La idea es contar y preservar estas historias reales de los matsigenkas, pues hay algunas adaptadas”, dijo.

Estos dos intérpretes, Rittma y Miguel Ángel, reconocidos por el Ministerio de Cultura y participaron en la elaboración, producción y traducción del “Libro de Nuestra Selva”, una colección de cuatro cuentos bilingües, escritos en lenguas yine y matsigenka y traducidos al castellano. Los cuentos “Shwamkalo, la araña tejedora”, “Tsla y los Muchkajines”, “Keatsi y el Chamán Valiente” y “La mamá equivocada”, editados por Pluspetrol pueden descargarse de forma gratuita .

“No es fácil ser traductor. Nuestra cosmovisión no es igual que la de occidente, y es difícil interpretar un mensaje”, explicó Rittma Urquía. El yine y el matsigenka forman parte de las 44 lenguas que se hablan en la Amazonía del Perú, mientras cuatro se hablan en los Andes. En total, existen 48 lenguas indígenas en nuestro país.

Miaría, que significa “mi quebrada”, es una comunidad nativa dentro del Bajo Urubamba, distrito Megantoni, provincia La Convención, que antes de la mitad del siglo XX estaba ubicada en las orillas del río Miaría. Rittma contó que los varones y mujeres yines son alegres, contadores de historias; se consideran dominantes de los ríos, y siembran cacao, plátano, yuca y camote.

Los yines se dedican desde siempre a la pesca artesanal del bagre, el boquichico o la doncella en el río Urubamba o en sus afluentes, como el río Sensa o el río Mishahua. Su lengua es aglutinante, es decir, una palabra puede acumular varias.

Como los yines, los matisgenkas son grandes contadores de historias vinculadas a la tierra, el agua, la luz, el sol o la luna. Ellos tienen al dios Tasorinchi, en referencia a la naturaleza, y Sanakarite, en referencia a los ángeles o espíritus. El hombre matsigenka – que significa “gente” o “humanos” en castellano- se identifica por su lengua fluida, su cushma con diseños horizontales y verticales, comen pescado, yuca y son cazadores.

Sobre la importancia del traductor en la Amazonía, Miguel Ángel responde: “Todos tienen que saber contar historias. Hay que saber cantar, cazar, hablar y ser curandero. Tú en yine es ‘viro’; yo es ‘haro’; ‘te amo’ es ‘notakempi’. Y ‘él habla matsigenka’ se dice “iririori inianti matsigenka’”. Rittma fue contundente: “Quisiera que los traductores futuros hayan aprendido bien en su comunidad nativa la lingüística, semántica y gramática. Cuando dominen lo que es propio de su lengua, será más fácil lo del occidental”.

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