Más de 20 variedades de cuyes nativos, guarda el banco de germoplasma del Instituto Nacional de Investigación y Extensión Agraria (INIA).
Estas son especies que en la actualidad ya no se crían masivamente ni en las comunidades campesinas, por sus características.
“Algunos tienen pelo más largo y son más difíciles de pelar (para consumo). Otros negros o plomos, tienen la carne más oscura y tampoco lo ven conveniente”, explicaron.
LÍNEAS. Sin embargo, la crianza de cuyes nativos y su investigación genética promueve la creación (a través del cruce natural) de nuevas líneas genoresistentes a factores como el clima y otros como las últimas denominadas, en la estación experimental agraria Santa Ana, como “Mantaro” y “Saños”.
“Son más grandes. En el caso de los de línea ‘Mantaro’ alcanzan un peso de 986, 31 gr. a las 13 semanas; los de línea ‘Saños’ llegan a los 956 gr. a las 13 semanas. Para crear estas líneas se separó a los individuos con mejores características de los cuyes nativos y se reprodujo individuos mejorados”, agregaron.
Con estos, además se han creado alternativas de alimentación con forraje verde hidropónico y alternativas de sanidad como el uso de plantas medicinales como hojas de alcahofa y tabaco silvestre para el control de ectoparásitos.
Según los representantes del INIA, ambas líneas podrían convertirse muy pronto en razas, como las “Inti” y “Perú”, esta última originaria de Cajamarca y con más de 30 años de investigación.
El objetivo es mejorar la calidad de la carne de los cuyes y superar la masa muscular.
CONSUMO. El Perú es el primer país productor y consumidor de la carne de cuy, a nivel mundial por su bajo costo de producción.