“Pero no ponga mi nombre. Me van a botar”. La mujer que me dice esto, a quien llamaremos María, está en la esquina de la calle Cajamarca y Ferrocarril. Vende ropa interior en una carreta, es una comerciante informal. La gerencia de Desarrollo Económico de la Municipalidad de Huancayo (MPH) ha emprendido una negociación con ellos. Dejarlos vender por 5 horas. Pero aún no han llegado a esta zona.
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“No estamos haciendo intervención en Cajamarca porque nos estamos abocando al damero que es la parte más fuerte”, dice el gerente Joshelim Meza. Mientras, aquí en Cajamarca y Ferrocarril, hay desorden y abuso. A María no la dejan vender, la empujan a la pista y la golpean junto a su hija. ¿Quién? “Los gringos”, les dicen. Una familia que se ha apoderado de esa esquina. Y la Policía Municipal no la bota. Son 1 200 informales. ¿Cómo erradicarlos?
Meza señala que no se puede solucionar un problema de 20 años en dos meses. Y puede ser cierto. Sin embargo, se nota que los policías municipales no tocan algunos puestos de ambulantes. En Ica y Ferrocarril, un efectivo pasa y pasa. Los ambulantes están ahí con sus carretas. No les dice nada. No lo echa. “Si van a botar, que boten a todos, pero tienen sus elegidos”. María tiene razón.
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Hoy martes la calle Ica está despejada. Hay personal municipal y policías. Los informales no estan. ¿Por qué hay broncas?, le pregunto a Andía, un trabajador de la municipalidad. “Es porque los que tienen tienda quieren ocupar también la calle”, dice. Son personas que administran galerías y, a pesar de ello, ocupan un puesto en la vía pública Andía tiene una razón más: “La “naranja” les dice apóyame con tu votación y te dejo vender. Eso es así”, indica. La “naranja” es el partido que hoy gobierna el municipio y este trabajador cree que hay una especie de convenio. Que todo el trabajo que se ha hecho es “finta”.
El gerente Meza, por su parte, señala han avanzado un 20% en el reordenamiento del damero de la ciudad. “Lo único que falta ahí es cerrar los tratos de horarios y hacer el seguimiento”, señala. Pero la realidad lo superó.