El Premio Copé de Oro de Ensayo de este año le fue entregado a Jorge Valenzuela Garcés, escritor, investigador, catedrático y recientemente incorporado como miembro de la Academia Peruana de la Lengua. «Un mundo precario. Ensayo sobre la obra y la escritura de Franz Kafka», se titula el libro. Un texto consistente, reflexivo y fragmentario que ha llevado a algunos a decir que se trata de cuatrocientos microensayos debido a que está dividido en ese número de párrafos, como si fueran apuntes que el autor fue haciendo durante el tiempo que duró su investigación y escritura.
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Valenzuela rescata el ensayo como forma sólida de elaboración de ideas en base a un análisis genuino de la obra de Kafka. No recurre a la cita académica, ni quiere impresionar con su bagaje sobre los estudios del autor checo, propone modos de ver y entender la naturaleza literaria que hay detrás del universo Kafka. «El amor siempre es destructivo en los relatos de Kafka. Se ama sin propósito, pero se ama», dice en el apunte 55. “(…) la escritura en Kafka podría entenderse como un acto de redención, un acto que busca merecer reconocimiento en el desesperado intento por lograr algo de belleza, es decir, la felicidad”, dice en otro momento.
El gran tema de la obra de Kafka, sostiene Valenzuela, es el absurdo y ello hace que su obra sea fragmentaria pues busca, más allá de la técnica o la belleza de las palabras, darle forma a sus sueños y obsesiones. Es por ello que la elección de la forma de este trabajo encaja muy bien con el universo kafkiano: es fragmentario y en cada párrafo profundiza en aspectos trascendentes para su escritura como el temor a ser perturbado, la escritura como refugio o como acto egoísta, su culpabilidad autoimpuesta, la felicidad inalcanzable, el pavor al sexo, su relación con dios, solo por mencionar algunos puntos. “En él, la vida se soporta, no se disfruta”, dice en el fragmento 310.
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La madurez académica y el oficio ensayístico que el autor exhibe permiten que, al citar a Kafka, no solo aporte al sentido de su propuesta ensayística, sino que produce nuevos significados al servicio de la unidad argumentativa: «Si para Kafka la ficción, una novela, la que está escribiendo, es un “bonito lugar para morir” o, como lo escribió, “el lugar más digno para la desesperación total”, lo es también para vivir».
Hay una aproximación también a lo anecdótico, hay momentos de la vida de Kafka que matizan los argumentos: lo que pensaba del sexo, por ejemplo: “Creía que hacer el amor era una especie de castigo que la pareja debía pagar para mantenerse unida y que la práctica sexual conducía inevitablemente a la pérdida del amor”, dice en el apunte 355. O el miedo que sentía por los reproches de su padre por dedicarle horas de sueño a la escritura.
Valenzuela ha escrito un ensayo y muchos a la vez sobre el autor de “El Castillo”, ha creado un artefacto de esta esta época en que las audiencias demanda brevedad y son poco afectas a textos de largo aliento. Este libro puede ser leído de forma indistinta, abrir una página y encontrarte con la experiencia de la escritura de unos de los mejores autores del siglo pasado, el mundo que ha creado o su trágica muerta a causa de una tuberculosis a la laringe. Ensayo sesudo que aporta no solo al estudio del escritor checo sino también a acercar a nuevos lectores a esa obra.