La vida en los cerros de Huancayo donde se comen solo dos o tres veces por semana
La vida en los cerros de Huancayo donde se comen solo dos o tres veces por semana

Aseguran que el estado de emergencia nacional los tomó desprevenidos, durante los primeros días consumieron todas sus reservas. Ahora, en el mejor de los casos pueden alimentarse hasta tres veces por semana con las comidas caritativas que se preparan en ollas comunes.

Las 48 familias que se asentaron en el cerro de la parte alta de Chilca, son el pueblo más joven de este distrito, de todos ellos unas 30 ubicadas en la parte más alta, son los que atraviesan serios problemas con la alimentación ya que no cuentan con víveres e insumos necesarios para cocinar.

“En mi zona donde estaba (Carhuacallanga - Canipaco), cerraron las escuelas, colegios y me vine a Huancayo hace un año y medio buscando un futuro mejor para mis tres hijos. Ahora estamos pasando hambre, vivimos solo de la caridad de los vecinos que preparan alimentos para el almuerzo. Quiero regresar a mi pueblo, pero no hay carros”, contó resignado Daniel Lara Cóndor (36).

Más de 40 viviendas de este barrio denominado Los Bosques, son de techo y paredes construidos con calaminas, rafia y en algunos casos triplay. No cuentan con saneamiento básico, solo algunos cuentan con energía eléctrica y el agua que consumen proviene de la lluvia, ya que realizaron conexiones entre las goteras y unos recipientes utilizados como tanques contenedores.

“No tenemos agua, solo tomamos de la lluvia y en época de estiaje tenemos que caminar algunos kilómetros con nuestros baldes hasta un puquial que se tiene en la zona”, añadió Daniel.

Ante la crítica situación algunos vecinos pertenecientes a una congregación cristiana iniciaron con la preparación de ollas comunes para brindar almuerzos a los que menos tienen.

“Hay dos familias que no tienen nada que comer, al ver su situación decidimos juntar lo poco que tenemos para preparar algo. El primer día hicimos patasca con trigo y huesos que compramos del mercado. Hoy decidimos cocinar seco de pollo porque está barato y vimos que hay muchos niños que necesitan mayor nutrición”, narró Sara Rivas Mucha.

La olla común alcanza para 30 familias en promedio, no logra satisfacerlos por completo, pero sí ayuda a combatir el hambre, por eso estos se preparan al aire libre a pesar de la lluvia.

De las 48 familias que habitan en esta zona de Chilca solo 5 de ellos fueron beneficiarios del Bono S/380. Los insumos lo consiguen juntando lo que hay en casa.

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