Abuelita huancaína revela cómo se mantiene saludable a sus 107 años (VIDEO)

Muchos se preguntan cuál es el secreto de la vida eterna de la abuelita Abrahana Quispe Taype. La mamá más longeva de Huancayo, tiene 107 años y al verla la gente se queda sorprendida de su increíble vitalidad.

“La mamita Abrahana”, como le dicen de cariño, tuvo 14 hijos (7 murieron), 22 nietos y 15 bisnietos aproximadamente, con quienes festejó en su casa de San Carlos el .

NO ENVEJECE. En cada reunión familiar, todos cambian, menos ella. Los bebés crecen y se convierten en niños, los niños entran a la adolescencia y los adultos ya lucen canas, pero ella cambia muy poco.

Siempre sus familiares la encuentran muy bien peinada, con sus trenzas blancas, su sombrero huanca, su rostro risueño, lleno de arrugas y sus faldones. Además, no deja su inseparable bastón, donde se apoya cada vez que siente dolores en la espalda.

Esta anciana quechuahablante, no tiene problemas de salud, escucha muy bien, habla con fluidez y camina sin problemas.

De joven, ella se dedicaba a la ganadería, pastaba sus animales en las praderas huancavelicanas y comía lo que la tierra produce. Tal es así, que su alimentación siempre fue muy nutritiva con comidas en base a cebada, trigo, arverja, habas y morón. Mientras que la carne, ella misma la preparaba como charqui, para poder alimentarse en su lejano pueblo de Acoria, Huancavelica, según relata su nieta, Ana Astete, a quien crió como una hija, luego que esta perdiera a su madre.

“En la actualidad ella no deja de cocinar lo que le gusta, no conoce el arroz, pero sí prepara su sopa de morón, el chuño pase y el patachi. Sus hijos siempre le traen de su pueblo las papas nativas, que le gusta comer sancochadas, con su queso y cancha”, relató su nieta.

De niña, recuerda que su mamá hilaba la lana de carnero, toda la noche para vestir a sus hijos con ropa abrigadora. En compensación, junto a sus hermanos, tenían que madrugar para sembrar en la chacra o para pastar a los animales. La abuelita, llegó a tener hasta 60 carneros.

La lucidez de la abuelita, es magnífica, tal es así que recuerda muy bien acontecimiento históricos. Uno de esos hechos es la colocación de los primeros rieles del ferrocarril Huancayo - Huancavelica, o llamado también “Tren Macho”. Cuando tenía que lavar la ropa, en el campo usaban puras hierbas, como la tacsana, que era una especie de detergente natural para la limpieza. Asimismo, como no habían zapatos y tenía que hacer su calzado del pellejo del carnero, que era muy abrigador para trabajar.

LLEGA A HUANCAYO. En sus años mozos, trabajó para un ascendado llamado Don Pancho, quien les entregó un terreno en la Selva Central, y de ahí se refugian en Huancayo, ya que la gente moría a causa de la fiebre amarilla. Entonces, con su esposo que ya murió, se vino a Huancayo, donde vive cerca al río Shullcas, siempre con sus costumbres ancestrales. Por su día espera de regalo una manta de lana de carnero.

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