Los actos de extorsión en la provincia de Pisco se han convertido en pan de cada día en esta parte del Perú, donde se acentúa la incapacidad de la Policía Nacional y las autoridades para poner un alto a tantas explosiones en diferentes partes del suelo pisqueño.
Grave delito
Las principales víctimas de la delincuencia que se encuentra desbordada son los comerciantes y empresarios, quienes viven con el temor que en cualquier momento puedan recibir una llamada o un mensaje pidiéndoles dinero a cambio de la seguridad de su familia.
Las últimas explosiones de esta semana ocurrirían la noche del jueves y viernes en zonas opuestas del casco urbano de Pisco, donde cargas explosivas serían estalladas en el frontis de las viviendas para obligar a sus propietarios a pagar los famosos “cupos”.
La penúltima expulsión de la semana ocurriría el jueves 4 de mayo en una vivienda de la Mz. A Lt. 12 de la Asociación 14 de Diciembre (San Andrés), donde desconocidos dejarían un artefacto explosivo en la puerta de una familia que en ese momento se encontraba durmiendo.
Vilma Blanca Gómez Ramos, propietaria de la casa, refiere no haber sido víctima de algún tipo de amenazas o extorsión, por lo que desconoce los motivos que haya conllevado a que delincuentes comunes lanzaran la carga explosiva en el frontis de su vivienda.
Solo se reportarían daños materiales. La última explosión se daría en la Mz. E 2 Lt. 15 del centro poblado Alto El Molino, donde delincuentes estallarían una dinamita en la puerta de un edificio de tres pisos, la noche del viernes, afectando la puerta y las lunas del domicilio donde funcionaría una pollería, según reportaron los vecinos a Correo.