Destrucción y desolación dejó el desborde del río Nasca, a un grupo de 45 familias en el centro poblado de Soysongo, cuando descansaban en sus viviendas de adobe y material rústico, la madrugada del 1 de abril, sin presagiar que en los primeros días del otoño se iba a producir un nuevo repunte de agua en los ríos de Nasca de manera tardía y perniciosa.
Perjuicio a familias vulnerables
Las aguas ingresaron de manera silenciosa por la calle principal del conocido centro poblado en la zona rural de Nasca, dejando a su paso casas inundadas. El agua destruyó las pertenencias de los humildes agricultores, como camas y colchones que fueron arrasados, mientras que algunos enseres quedaron inservibles. Los desesperados pobladores poco pudieron salvar de la inundación de sus viviendas, sin embargo trataron de salir adelante instalando dos motobombas sumergibles para bombear el agua a través de una manga hacia una acequia cercana.
Los angustiados vecinos manifestaron que desde las 2 de la mañana venían realizando el bombeo para evacuar el agua empozada en sus viviendas y aún no cumplían este propósito a pesar que los relojes marcaban la 1 de la tarde. Claramente se apreciaba aún un volumen considerable de agua empozada en sus inmuebles y en la calle principal.
Increíblemente al cierre de esta edición aún no había una respuesta de las autoridades de Defensa Civil del municipio de Nasca, para ayudar a los damnificados quienes lo perdieron todo y no tenían donde pernoctar con sus niños, quienes son los más vulnerables. Solo se observó la presencia del párroco Eugenio Domínguez, quien hizo un llamado a las autoridades locales por ayuda.