Acuña ríe último

La Universidad César Vallejo ha ganado la final de Segunda División, una final que despertó mucha expectativa no solo entre los trujillanos, y César Acuña saborea una nueva victoria en el año, esta vez en lo deportivo.

Acuña bien puede decir, para terminar el año que se empieza a extinguir, que el 2018 ha sido exitoso para él, productivo y victorioso. En las últimas elecciones municipales y regionales de octubre, su partido Alianza Para el Progreso logró recuperar la alcaldía provincial de Trujillo y se volvió a quedar con la administración del Gobierno Regional de La Libertad. Un golpe de autoridad electoral sobre el viejo partido fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre.

Y ahora, el título de Segunda División corona a su equipo en una final ante el histórico Mannucci, un club de arraigo popular y mucha tradición en Trujillo, pero también, el club al cual el aprismo liberteño se aúpa como la antítesis del poder y el dinero de Acuña. Se trata, pues, de un nuevo golpe de autoridad, esta vez ya no político ni electoral, sino más bien deportivo y futbolístico.

Ya sabemos que si bien la plata importa, en el fútbol y en política eso no basta. Clubes de fútbol con billetera gruesa no pueden ganar como quisieran ni coronarse en todos los torneos que ambicionan. Millonarios de todas las sangres en el mundo entero han querido triunfar siempre en elecciones con poco éxito y mayores reveses. Quizás sea tiempo de reconocerle algo más que la billetera a Acuña y sus organizaciones.

Es curioso porque este triunfo de César Acuña se da en un año en el que se convirtió en protagonista favorito e indiscutible de las mofas populares a través de los llamados “memes”. Su torpeza verbal, su incapacidad para hilvanar ideas claras y para salir de la redundancia que lo caracteriza, lo han hecho caserito de las burlas en las redes sociales estos últimos meses.

Y sin embargo, el político y empresario César Acuña termina el año con resultados a su favor. El exalcalde de Trujillo, por ahora, ríe último, y tenemos que admitir que sí, en efecto, como dice el adagio, ríe mejor.