En los últimos días, como dictan los tiempos que ya empezamos a vivir, algunas personas conocidas o más o menos conocidas que trabajan directa e indirectamente con políticos y sus aún tibias campañas electorales, me han hecho la misma pregunta pertinaz: ¿cómo ves el panorama electoral en Trujillo y la región?
La pregunta es difícil de responder. Lo digo sinceramente. Hay pocas certezas y mucha incertidumbre aún. Paso aquí a detallarlo, tal como lo he tratado de hacer ante quienes me lo han preguntado.
Digamos que Trujillo y la región tienen un electorado que yo calificaría de conservador. Es decir, aquí no ha habido grandes sorpresas en las elecciones, no tenemos casos de golpes inesperados sobre la mesa. Desde que cubro elecciones, hace ya casi dos décadas, suelen ganar los que se supone deben ganar. Podríamos señalar la excepción del caso de Elidio Espinoza en 2014, pero recordemos que él mismo ya era favorito en la campaña debido a que había cosechado una alta popularidad por su papel de oficial policial.
Sirva el caso de Elidio Espinoza para señalar otra característica del elector trujillano: ahora sabe votar de modo cruzado. Aquel año 2014 Elidio Espinoza ganó la alcaldía provincial de Trujillo, pero su movimiento no pudo imponerse en distritos. Los trujillanos votaron cruzado.
En ese sentido, uno podría decir hoy: César Acuña, aunque desgastado, es favorito en la Región por ahora; pero en la provincia de Trujillo ¿su partido es favorito? ¿El voto cruzado acaso podría cambiar el panorama?
La atomización del voto parece ser una característica de la elección que viene, sobre todo en Trujillo. Y, como se vio en la última elección presidencial, la atomización del voto permite darle chances a varios candidatos considerados “enanos”. En la última elección presidencial, Keiko Fujimori pasó a segunda vuelta con 13% de los votos, su marca más paupérrima. En otras condiciones, ni Castillo (que obtuvo 19% en primera vuelta) iba al balotaje. Si se dispersa el voto, hasta los más chicos tienen chances.
Esto podría cambiar dramáticamente la elección. ¿Será acaso este el año en que tendremos aquí una sorpresa que rompa con el molde de lo electoralmente previsible?