Dos escenas, dos chanchullos
Dos escenas, dos chanchullos

La primera vez fue un trabajador del botadero de El Milagro quien, milagrosamente, casualmente, por esos asuntos del azar, encontró el desaparecido retrato del exalcalde Elidio Espinoza, ese que se había extraviado del Salón Consistorial de la Municipalidad Provincial de Trujillo. Nadie había visto nada, pese a la vigilancia personal y audiovisual del recinto municipal, de modo que ese retrato fue sacado por alguna mano aviesa y fantasmagórica, echado a la basura y quizás luego de un viaje prolongado terminó en el botadero, fue encontrado por un trabajador y, finalmente, como quien no puede escapar a su destino, llegó a las manos del sindicalista del Segat, Charles Paredes, que dice haber acudido al llamado del servidor del botadero.

Charles Paredes, lo han visto muchos, hizo una transmisión para la historia de las anécdotas propias de Facebook y de la ridiculez, y procedió ante quien pueda verlo a terminar la escena: rompió el retrato como muestra de indignación hacia el exalcalde.

Da la casualidad que por esos días la basura hacía noticia en Trujillo, debido a la ruptura entre el consorcio Trujillo Limpio y la municipalidad de Trujillo. Da la casualidad.

Pero unos días después un hecho parecido se dio. Esta vez fue en la zona de la quebrada Valdivia, donde el actual alcalde distrital de Huanchaco, Estay García, junto a unos funcionarios ediles inspeccionaban cómo estaba el curso e intensidad de las aguas. Entonces, coincidencias de la vida y el desamor municipal, por esas cosas del destino, el alcalde y sus acompañantes encontraron una copiosa documentación, papeles sobre valorizaciones de obras, cartas fianza, expedientes de obras, cheques, boletos de ingreso al muelle, entre otros de la gestión de su antecesor, José Ruiz. El evento fortuito y revelador fue también transmitido por redes sociales por algún esmerado y listo personaje que estuvo cerca (o eso parece) del lugar de los hechos.

Ruiz, primer regidor de Trujillo y quien ha estado envuelto en una polémica recurrente por sus desaveniencias con el alcalde provincial Daniel Marcelo ha salido a decir que se investigue, que él no tiene nada que temer. Yo diría que sí debe tener algo que temer, pues algo debe haber hecho mal para que cierto entorno municipal y apepista le tenga ganas y quiera darle lo que consideran es su merecido.

Pero no nos detengamos en el árbol o en sus hojas. Elidio y Ruiz aparte (y que ambos se hagan cargo de sus chanchullos), existe un hilo conductor en estos dos hechos, en estas escenas armadas que sin duda tienen algún transfondo político, empujado por alguna mente o mentes siniestras acostumbradas a crear zozobra y ruido de manera no gratuita.