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En los últimos dos días se han registrado dos ataques de delincuentes contra obras de construcción que se ejecutan en nuestra ciudad.

El primero ocurrió el último miércoles por la mañana, tres sujetos (entre ellos un menor de edad) llegaron con los primeros rayos del día hasta el sector de Buenos Aires Sur, donde se realizan los trabajos de reforzamiento del enrocado, y amedrentaron a los trabajadores dejándoles una carta extorsiva con dos balas.

En la misiva los delincuentes le pedían a la empresa encargada de los trabajos comunicarse con ellos, tras este incidente, los trabajadores de la empresa constructora habrían intentado paralizar la obra por temor.

Al siguiente día la historia se repitió, esta vez los delincuentes pusieron en la mira la obra de mejoramiento del Centro de Salud Aranjuez, en este lugar los inescrupulosos sujetos dejaron una granada de guerra tipo piña para amedrentar a la empresa responsable de la obra.

Junto al explosivo de uso militar, se podía leer la frase “comunícate urgente” y a un costado dejaban un número telefónico de contacto.

De esta manera queda demostrado que las bandas delictivas no tienen el más mínimo reparo al momento de amedrentar a las empresas constructoras para conseguir que les paguen el ya popular “cupo por chalequeo”.

MODALIDAD. Debido a que la extorsión se ha convertido en el delito predilecto en el mundo del hampa, los delincuentes han encontrado en el cobro de cupos a empresas constructoras (tanto pública como privada) la manera más fácil de llenarse los bolsillos con el mínimo esfuerzo y en poco tiempo.

Por este motivo, es que nuestras calles son testigos de sangrientos crímenes al momento de enfrentarse entre bandas criminales por la supremacía de las obras.

En este afán, las organizaciones criminales han llegado incluso a infiltrarse dentro de las asociaciones sindicales a fin de evitar ser detectados por las autoridades.

Al respecto, el jefe de la región policial de La Libertad, general César Gentille, es claro en señalar que los delincuentes han creado “seudos sindicatos” para seguir delinquiendo, a su parecer uno de ellos sería el Sindicato Único de Trabajadores de Construcción (Sutracon).

“El Sutracon era uno de los sindicatos donde se habían infiltrado bandas criminales, tal es así, que en este caso cuatro dirigentes de este gremio están vinculados directamente con las organización del ‘Chino Malaco’, y el nexo directo ahí era su hermano”, comentó el jefe policial.

A través de estos “seudos sindicatos” las bandas criminales tienen “licencia” para exigirles a las empresas constructoras que incluyan una cuota de trabajadores en la obra, sin embargo esta sería una de las modalidades que emplean para percibir sueldos con “empleados fantasmas”.

Otra de las modalidades que indica que la máxima autoridad policial en la región es el cupo por “chalequeo”, a través de ella las bandas les exigen a las empresas pagarles un porcentaje por “resguardo a su obra”.

Sin embargo no son las únicas formas con las bandas que se enriquecen, de acuerdo a investigaciones policiales los agremiados a estos sindicatos tampoco se salvan, ya que tienen que cumplir con la denominada “cuota sindical”.

Como se recuerda, uno de los dirigentes indicó que los asociados a Sutracon cancelan una cuota de 10 soles semanales, teniendo entre sus filas a 2500 integrantes, lo que sumaría 25 mil soles que a la semana recaudaría este gremio de construcción civil.

Por esta razón Gentille Vargas enfatizó que vienen investigando a las diferentes agrupaciones sindicales de construcción civil, ello con la finalidad de evitar que más bandas logren traspasar los límites y “operar de manera formal”.

INTELIGENCIA. Pocos conocen que existe una división especializada de la policía que lucha contra este delito. El departamento de Protección de Obras Civiles es el encargado de brindar el resguardo y protección del personal que labora en las obras de construcción.

Aunque solo tiene cuatro meses funcionando en la región, esta división le viene haciéndole frente a las diversas organizaciones criminales que vienen sembrando el terror en la ciudad.

En sus más de veinte años de experiencia, el jefe de esta división, comandante Víctor Olórtiga, comenta que en la mayoría de atentados a obras de construcción son las mismas personas del entorno las que logran filtrar la información a las bandas delictivas.

“En muchos casos desde las mismas obras se filtra la información de quién es el ingeniero a cargo de la obra, cuál es la empresa constructora y otros datos adicionales, con las que las bandas logran amedrentar a las empresas constructoras”, comentó.

Para el jefe de Protección de Obras Civiles debe haber un trabajo coordinado entre las autoridades, población, empresas de construcción y sindicatos de obreros, pues como señala, en muchos casos los pobladores saben quiénes son los delincuentes que amenazan las obras, pero por temor no denuncian.

“En el caso del atentado al reforzamiento del enrocado, la gente sabe quiénes son los delincuentes, pero por temor no los denuncian… Los empresarios constructores y la población debe saber que su denuncia es anónima, a fin de evitar represalias”, señaló Víctor Olórtiga.

Aunque su campo de acción se ubica en toda la región, el jefe de la Deproc indicó que el 90% de las extorsiones se sitúan en Trujillo, por tal motivo su personal realiza un trabajo de inteligencia en la provincia.

NO DENUNCIAN. Otra lamentable cifra que refleja el temor de los empresarios, es que entre dos a tres atentados a la semana se registran en las obras civiles.

Tal como detallamos al inicio de este informe, el miércoles y jueves ocurrieron dos atentados de los extorsionadores en dos obras públicas. Sin embargo este número podría ser mayor, ya que solo el 15% de los empresarios extorsionados acuden a la Policía para denunciar estos hechos.

Las jugosas ganancias que representan estas obras, han originado que las bandas delictivas ya no se enfrenten entre sí, sino que cada quien cobre su respectiva “tajada”, teniendo similitud con el rubro del transporte, donde cada banda delictiva cobra su respectivo cupo en cada tramo dentro de la ruta de las empresas de transporte.

El dinero recaudado puede oscilar entre 10 y 20 mil soles a la semana que cada banda delictiva gana en una obra, ni los obreros se libran de las extorsiones, pues recordemos que el fiscal del Crimen Organizado, William Rabanal, señalara que hasta las subcontratistas y los mismos obreros deben pagar un porcentaje de su salario para trabajar.

DESCOORDINACIÓN. Sumado al temor de los empresarios, está la poca voluntad de las autoridades para velar por el bienestar de la población. Ya que son las municipalidades provinciales y distritales las que otorgan las licencias de construcción.

De acuerdo a una disposición legal, los municipios deben informar a la policía del sector cuando una obra de construcción va a iniciarse, ello con la finalidad de brindarles protección respectiva, sin embargo esta medida solo queda en el papel.

Pese a ello, el departamento de protección de obras civiles exhorta a los empresarios y población solicitar el apoyo de la policía para que les brinden el resguardo a los obreros dentro de sus horas de trabajo, ya que los delincuentes al ver la presencia policial desisten en sus amenazas.

“Nosotros les vamos a brindar el apoyo necesario con patrulleros y personal de inteligencia para que laboren con total normalidad dentro de las obras”, comentó el jefe de Deproc.

SINDICATOS. De acuerdo a la base de datos que maneja la Policía, son cerca de 20 sindicatos de construcción civil que funcionan en la región.

Algunos agrupan a obreros de Buenos Aires, Chicago, Virú entre otros, sin embargo otra de las problemáticas que se generan en torno al boom inmobiliario, es que las empresas constructoras optan por traer a sus obreros y dejar de lado a los gremios locales, que exigen una cuota de trabajadores.

En muchos casos las constructoras traen a sus propios trabajadores debido a la mano de obra barata, ya que no les reconocen sus derechos laborales, al evitar contratar a los obreros sindicalizados, las constructoras acceden a pagar los cupos por trabajadores fantasmas. Fomentando de esta manera la informalidad laboral.