El periodismo y Lava Jato
El periodismo y Lava Jato

Este no es un texto abocado al autobombo gratuito. Lo escribe un periodista que no tiene reparo en admitir los errores y desvíos en los que también ha incurrido el periodismo, o ciertos hombres y mujeres de prensa. Por ejemplo, está el caso de Susana Villarán. Hubo cierta prensa limeña amiga de la exalcaldesa, ciertos periodistas que no entendieron que, aunque haya personas que nos caigan bien o las conozcamos de años -porque eso es inevitable para cualquier convivencia en sociedad alguna vez-, no debemos dejar de lado nuestro papel. Si se es periodista eso nos obliga a guardar cierta distancia crítica con la persona o personas que detentan el poder. Hubo quienes lo olvidaron en Lima y por eso tienen ahora que justificar sus cercanías y lazos.

Pero también hay que señalar el papel clave del periodismo en Lava Jato. Sin él, los avances vistos en el Perú, y que sorprenden en otros países, no hubieran sido posibles.

En un país donde la impunidad campea, y donde los poderosos tienen siempre la sartén por el mango, la justicia no puede actuar sola. Los pocos fiscales y jueces probos, aquellos con ansias de buscar la verdad se enfrentan a cortapisas, son víctimas de conspiraciones promovidas por quienes manejan los hilos desde fuera. Ante este escenario hizo falta el acompañamiento de la prensa como un aliado. Algunos periodistas se compraron el pleito y terminaron siendo un apoyo al atrevimiento de los fiscales de Lava Jato.

Los políticos y opinólogos cercanos a los investigados se han dedicado a condenar las filtraciones, bajo el argumento de que ello estropea las investigaciones. Pero en casos como este, las filtraciones a la prensa permiten más bien allanar el camino a las investigaciones. El secretismo es la piedra de toque de todo aquel que batalla para encontrar impunidad. En cuanto menos lo sepan, mejor se perpetran los crímenes. Lo sabían muy bien en Odebrecht, lo sabía muy bien Jorge Barata. Por eso hasta seudónimos usaban para proteger las identidades de los sobornados.

La filtración a la prensa de los audios del caso “Lava Juez” permitió lavar el sistema de justicia en gran parte, logró sacar del camino a los aliados de los investigados con más poder. Así fue posible mantener un desenlace dramático que llegó hasta el acuerdo de colaboración con Odebrecht e incluso con OAS. Sin la participación del periodismo, probablemente no se habría llegado a Keiko Fujimori y el Apra. No olvidemos que en un primer momento las confesiones de Odebrecht no los tocaron de manera medular. Como si hasta en la empresa corruptora supieran quiénes eran los blindados en el Perú.

Por eso algunas fuerzas políticas, algunos políticos, lanzan diatribas contra los periodistas. No soportan que hayan ayudado a desenmascarar a quienes siempre se creyeron inimputables. Eso ha cambiado ahora. Pero aún hay mucho por hacer y por corregir.