Guerrero y el caudillismo
Guerrero y el caudillismo

ha reemplazado al caudillo popular que embelesaba a las masas, las mismas que les daban un cheque en blanco para decir o hacer aquello que para otros hubiera sido imposible o políticamente deplorable.

Guerrero, ídolo indiscutible, capitán genuino por méritos propios, ha llegado a un estatus tal para el aficionado -agradecido sobre manera por la clasificación a un mundial después de 36 años- que ha olvidado que después de todo y por encima de todo es un ser humano, y por ende es también falible.

Y por eso el aficionado, encandilado como un amante cuyo sentido común ha sido doblegado por el corazón embelesado, no solo le cree a ojos cerrados, sino que busca culpables y enemigos dentro y fuera de la propia casa. Así, para la gente la culpa la tiene el Swissotel, la Federación Peruana de Fútbol, los tramposos argentinos que temerosos de quedar fuera del mundial hicieron la triquiñuela en los entretelones del partido en la Bombonera; y también la Fifa malévola y omnisciente que quiere perjudicar a Perú, el TAS despiadado que también quiere joderle la vida al Perú (sí, ese mismo TAS que nos regaló esos puntos del cielo que nos ayudó a llegar a Rusia 2018) y, por supuesto, faltaba más, Claudio Pizarro, el villano mayor, el odiado futbolista que ha jugado todo este tiempo con el serrucho en la mano.

Es un caso curioso el de Paolo Guerrero, porque aunque la comparación no sea justa con él, en otros tiempos hubo caudillos y dictadores que también gozaron de esa gracia popular. Tengo la impresión de que Guerrero, cuya condición de ídolo -a diferencia de los otros- es totalmente justificada, ha reemplazado a ese personaje que en el Perú siempre ha sido añorado. Ya lo dijo Alberto Flores Galindo, el Perú, al fin y al cabo, siempre busca a un inca.

Y por eso vemos a políticos y periodistas subiéndose al coche del nuevo inca, enarbolando la bandera del nuevo ídolo, protegiéndolo de cualquier intento de poner en duda la fiabilidad de su versión. Guerrero, sin duda, pasará a la historia como uno de los mejores futbolistas que tuvo nuestra selección, pero también será un caso digno de estudio por todo lo que ha sido capaz de generar entre la gente.

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