Historias de amor municipal
Historias de amor municipal

El amor es, como diría Julio Cortázar a través de aquel célebre personaje de su trasgresora novela “Rayuela”, algo que no puedes elegir y por ello es como “la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto”, sin que te lo propongas e imagines.

Y por ello el amor surge de manera imprevista muchas veces en los pasillos de una entidad, en un salón de clase, en el entendimiento repentino en un bar o, incluso, bajo el techo de alguna oficina de una municipalidad.

Meses atrás, un exfuncionario de la gestión municipal de Elidio Espinoza sufrió en carne propia los estertores de un idilio semejante con una de sus subordinadas. El escándalo primó y se fue de la municipalidad ante las sospechas de haber favorecido a la trabajadora en cuestión y ante la evidencia de que había violado el Código de Ética del Funcionario Público.

Pero en los días recientes otro escándalo de color rosa y digno del papel cuché ha salido a la luz desde la municipalidad de Trujillo. Otra vez un funcionario de confianza de Elidio Espinoza. Otra vez una trabajadora de su área.

La tentación de los medios y de la opinión pública está en el escandalete que historias como estas despiertan. Hay una línea delgada aquí entre el verdadero interés público y el morbo, entre lo verdaderamente periodístico y el deleite de hurgar en la vida personal y en los calzoncillos ajenos (como lo dijera alguna vez Mario Vargas Llosa). Pero en estos casos, el asunto pasa por dos temas puntuales: si existe favoritismo por la cercanía a la hora de contratar al trabajador (en este caso a la trabajadora), y si en efecto se está violando el código de ética. Lo segundo es más evidente siempre. Lo primero no tanto, pues es menester investigar con precisión. El amor, la pasión o hasta el devaneo, por sí solos, no se sancionan.

Eso sí, no deja de ser curioso que estos hechos se repitan y se exacerben en la gestión edil de quien antes de ocupar la alcaldía de Trujillo, luego de ganar las elecciones, declarara que a partir de ahora se acabarían los “cuñados, las queridas y los amantes” en la comuna. La boca traiciona, dicen.

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