La apuesta del Apra con Acuña

El último miércoles el congresista aprista Mauricio Mulder decidió no viajar a la ciudad de Trujillo, donde la Comisión de Fiscalización del Congreso lo esperaba para interrogar a los funcionarios y exfuncionarios de confianza de la pasada gestión de César Acuña. Y no llegó porque, como él mismo lo dijo, prefirió quedarse para preparar la información en Lima de Martín Belaunde Lossio y Nadine Heredia, la mujer de moda en el Perú. Una apuesta más que cantada

No fue el único, claro. El parlamentario fujimorista Julio Gagó también brilló por su ausencia en Trujillo, en la investigación que se le sigue a la gestión de Acuña en la municipalidad de esta ciudad. Como si el fujimorismo y el aprismo, una vez más, igual que esas fusiones irremediables, se mostraran al alimón. Como si la naturaleza impetuosa y traviesa los llamara, vamos.

Mulder está preocupado por joder a Nadine Heredia, más que nada al gobierno, y eso queda claro. Sobre todo después de que días pasados fue la mafia de Oropeza y sus vinculaciones apristas las que adoptaron el protagonismo mediático. Y sobre todo porque el exministro aprista Aurelio Pastor hizo noticia con lo de su caída en prisión, en los mismos días, prácticamente.

Es evidente: Mulder y el Apra, y también el fujimorismo, quieren avasallar a un gobierno que no tienes respuestas políticas, que se ahoga en medio de presiones no solo políticas sino también mediáticas. Quieren hacer el trabajo de socavar a un gobierno herido, como si de un ajuste de cuentas se tratara.

Pero el asunto deja clarinadas de alerta. Las alarmas se encienden cuando uno ve que, tanto el Apra como el fujimorismo, se muestran dispuestos a apoyar la posible candidatura del dirigente nacional de Alianza para el Progreso, Luis Iberico, a la presidencia del Congreso de la República en una apuesta que podría hacerle dibujar una sonrisa de oreja a oreja a César Acuña.

Es una apuesta poco descabellada, sobre todo si tomamos en cuenta la intención que tiene el actual gobernador de La Libertad, César Acuña, que cada vez se siente más presidenciable y más global.