La basura en tiempos de Elidio

La basura, al final de cuentas, desgraciadamente para Elidio Espinoza, será recordada como una marca registrada de su gestión municipal, como una seña de identidad, el paisaje maloliente de fondo en su retrato de alcalde de Trujillo.

Es posible que Elidio Espinoza tenga argumentos para defenderse, desde las deudas heredadas hasta la caja menguante que le dejó Acuña. Quizás, en efecto, llegó al sillón municipal sin las armas para coger ese monstruo que se reveló ante él una vez sentado: la ciudad y sus problemas. Y la basura lo desbordó, el lío se acrecentó y se metió por todos lados, empañó su gestión y desde ahí no pudo limpiarla más.

¿No es la concesión del servicio de recojo de basura acaso una muestra aparatosa de resignación, no es acaso una declaración de rendición ante un problema mayor que ni por asomo pudo resolver? Mucha basura tuvo que correr bajo el puente, muchos riesgos a la salud pública y mucha incompetencia en una de las funciones históricas de la comuna tuvieron que pasar en estos más de tres años para llegar a la entrega del servicio a un privado. Una renuncia a una función municipal básica y una manifestación de incapacidad integral.

Y también está la sospecha merodeando las toneladas de desechos por recoger. ¿Renunciar de pronto a una función municipal para depositarla en manos de privados no es acaso abrir también una nueva línea de negocio para un grupúsculo que, bajo el argumento de la mejora del servicio, saldrá beneficiado? Tengo la impresión de que si de Elidio Espinoza dependiera, él pondría en concesión todas las funciones y servicios posibles de la comuna, en gran parte por su incapacidad, en gran parte porque ha demostrado una terquedad por empujar el carro hacia el negocio de terceros, quién sabe por qué y para qué. La misma concesión del servicio de recojo de basura, contra viento y marea, es una demostración de ello.

Ahora la basura, ese monstruo que se ha ido devorando a la gestión del coronel en retiro, hasta parece haber generado la aparición de una enfermedad que amenaza de pronto a todos. Esa misma basura que ha hecho que una empresa privada se haga cargo de una chamba por la que cobrará millones, sin dar todavía verdaderas muestras de eficiencia hasta hoy.