La flor de Valdez y APP
La flor de Valdez y APP

Las palabras fueron el detonante, esto está claro. Pablo de la Flor, el zar de la reconstrucción, se tuvo que ir presionado por los gobernadores norteños encabezados por el liberteño Luis Valdez, pero también, por una especie de componenda apepista y ppkausa.

Y las palabras detonantes fueron, principalmente, estas: “La incapacidad de los gobiernos regionales”, de manera especial la del Gobierno Regional de La Libertad; pero, sobre todo, aquello de que la misma Autoridad para la Reconstrucción se haría cargo de la ejecución de las obras, justamente por estas incapacidades señaladas.

Y ahí vino el maremoto. La explosión regionalista. ¡Cómo era posible que haya más centralismo! ¡Esto es una afrenta para la descentralización y para las regiones! ¡Cómo era posible que haya dicho que los gobiernos regionales son incapaces, y peor aún, cómo iba a decir que les quitaría el manejo de las obras millonarias! ¡Que Pablo de la Flor se disculpe por tamaña ofensa! ¡Qué lisura, caramba!

Luego, lo que todos vimos. Valdez y los gobernadores norteños firmaron un pronunciamiento en el que prácticamente pedían la cabeza de De la Flor. Richard Acuña, apepista y hermano político de Valdez, también hizo lo suyo y apuntó hacia la cabeza del hombre de la reconstrucción. Juan Sheput, ppkausa capital, se unió al coro descabezador, y al arribar a Trujillo, en el marco de una sesión descentralizada, puso al gobernador regional de La Libertad en un altar, le echó muchas flores pero deshojó a De la Flor.

La jugada política ya estaba hecha. Si Sheput decía que se iba y APP presionaba, estaba claro que De la Flor tenía las horas contadas.

El pecado mortal de Pablo de la Flor no había sido llamar incapaz a Valdez y a los otros gobernadores, sino anunciar que les quitaría los miles de millones de soles que les había destinado inicialmente a ellos. Al Gobierno Regional de La Libertad, la Autoridad para la Reconstrucción le había destinado un paquete de obras por más de 1,800 millones de soles para ejecutar los próximos meses. Esto, aquí y en la Cochinchina, es plata como cancha para todos -César Acuña dixit-, pero también, un enorme poder especialmente apetecible para una temporada de campaña electoral fuerte, como la que, por coincidencia, se viene el próximo año.

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