La foto lo dice todo
La foto lo dice todo

La expresión de Marcelo Odebrecht, en efecto, refleja una fijación manifiestamente sublimada hacia el expresidente. Su mirada dice mucho, lo dice todo. O eso parece. García, en cambio, se despacha con empachado, arrellanado sobre su asiento en aquella francachela de padrinos y poderosos. A un costado, o más bien, en medio de ambos, está Lula Da Silva, quien aprobaba y dirigía los gestos de Odebrecht, a quién había que mimar y a quién había que empachar.

El lugar es lo de menos, es solo un telón de fondo. Sao Paulo o Manaos o el Swissotel de Lima. La memoria de García, fecunda en hechos y datos de la historia universal, duda una y otra vez, se extravía en medio de secuencias cronológicas propias de su último mandato, en el que Odebrecht fue justamente la estrella constructora de sus obras más emblemáticas y dignas de su orgullo henchido.

Es esta imagen una foto con historia, claro que sí. La historia que el exmandatario ha negado sistemáticamente. Porque de no haber reuniones y de dudar si hubo una sola con el mandamás de Odebrecht, la empresa corrupta, ahora resulta que hubo otras más. No una, sino otras más. Hubo al menos dos en Brasil, según el propio García, y con más francachela, con más mesas de bebidas y comidas compartidas. Son reuniones que han salido a la luz gracias a la repentina memoria de García. Y son reuniones que no están en esta fotografía descrita, claro que no.

Pero hubo una reunión más que ahora también, por un efecto inmediato y reaccionario, recuerda García. La del Swissotel de Lima. La de la foto, esta vez sí. El mandatario más orgulloso de todos en un hotel con el empresario de la corrupción intercontinental, en la misma mesa. Un hecho que de por sí haría avergonzar a cualquier dignatario que se precie de tener justamente dignidad, porque ¿qué confianzas son esas, en qué momento los presidentes de la república se meten bombas y comilonas en una misma mesa con el empresario que gana las obras públicas que se ponen en licitación? ¿En dónde quedó el decoro y la elegancia, oiga usted?

Y es que sucede así cuando se es amigo y muy cercano al empresario, más amigo y más cercano incluso que cualquier otro expresidente latinoamericano acusado de recibir propinas del empresario corruptor. Un caso raro. Una rara avis en la política, el señor García: un hombre que se entremezcló con los señores de Odebrecht pero que hasta hoy no tiene una sola delación que lo inculpe directamente. Y la foto, insisto, lo dice todo.

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