“Libres hoy y siempre” es el grito que está contenido en la cápsula del tiempo que fue diseñada como parte de la celebración por el Bicentenario de la Independencia del Perú.
“Libres hoy y siempre” es el grito que está contenido en la cápsula del tiempo que fue diseñada como parte de la celebración por el Bicentenario de la Independencia del Perú.

De las malas y amargas experiencias se aprende. Los golpes que recibimos nos dejan una lección que, bien aprovechada, nos permite crecer y avanzar. De las buenas y amables experiencias se gozan y disfrutan, pues enriquecen la vida  y nos hacen  abrigar la esperanza de que sí hay un mundo mejor para nosotros.

La destrucción de la naturaleza, los actos de corrupción, la delincuencia común y organizada y hasta la pandemia por el Covid-19 son amargas experiencias, cuya principal característica es que tienden a prolongarse de forma indeterminada.

En contraparte, la  tierna sonrisa de un niño, la alegría por el reencuentro con un buen amigo, el fuerte abrazo de un hermano, el reconfortante beso de una madre y hasta un grito de deshago que nos permite liberarnos de una opresión, son experiencias buenas, pero efímeras.

Esa rapidez con la que transcurren ciertos hechos nos recuerda que el tiempo no perdona y pasa de forma inexorable. La impotencia de prolongar el hermoso momento ha llevado a que muchos de nosotros,  en más de una ocasión, expresar la frase: “quisiera detener el tiempo y que este instante perdure para siempre”.

Quedan grabadas

Pues bien, no podemos parar el tiempo, pero sí almacenar y  guardar recuerdos, vivencias, pasajes de nuestra historia y de la historia de la sociedad, ya sean estos buenos o malos. Estas experiencias pueden quedar grabadas no solo en lo más interno de nosotros, sino que es probable que perduren en un poema, en una carta de  puño y letra, en una fotografía, en semillas de árboles frutales o en un simple objeto inanimado.

La idea es que el mensaje que dejemos viva por muchos años en un determinado lugar, para que futuras generaciones tengan la oportunidad de acceder a ellas y las usen en su beneficio propio.

Y es, precisamente, ese el objetivo de la cápsula del tiempo que se diseñó por la celebración del Bicentenario de la Independencia del Perú.  La idea de dejar un mensaje a las futuras generaciones la impulsó el presidente de la Comisión del Bicentenario en la región La Libertad,  Francisco San Martín Baldwin.

Nunca lo olviden

Como era de esperarse, el primero en abrir el recipiente y dejar un contundente mensaje fue el gobernador regional de La Libertad, Manuel Llempén Coronel. Él escribió la siguiente frase: “Libres hoy y siempre”.

Se trata de pocas palabras, pero que al unirlas dicen mucho, pues están envueltas con altas dosis de buenos deseos y cargadas con un coraje y valentía que al recibirlas permitirán a las futuras generaciones entender que siempre hay que defender e imponer sus  derechos, para rechazar y erradicar todo intento de opresión y  sometimiento.

La cápsula del tiempo permaneció varios  días en la Plaza Mayor de Trujillo para que todos los ciudadanos interesados tengan la oportunidad de dejar sus mensajes  para la posteridad.  También fueron diversos los objetos  que se  almacenaron en el recipiente metálico.

Antes de cerrar  la cápsula también se colocó semillas de los productos más emblemáticos de la región La Libertad  y copiosa  información de la pandemia por el Covid-19, que tanto daño ha causado a la humanidad en este tiempo.

Cien años

La cápsula del tiempo será depositada hoy  27 de julio en el Obelisco del Bicentenario y será abierta en 100 años para la apreciación de las futuras generaciones. Se espera que cuando el recipiente se abra, aún suene con mucha fuerza ese grito de libertad que se emitió un  29 de diciembre de 1820.

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