Pidan disculpas, señores
Pidan disculpas, señores

Escrito por: Omar Aliaga Loje

Todos estamos alterados y dolidos por lo que nos pasa en esta pandemia. Yo comprendo incluso a quienes hacen acusaciones a diestra y siniestra, a quienes lanzan culpas por la desgracia que nos ocurre. Ver a tanta gente infectada, ver cómo amigos y otras personas cercanas mueren a diario es algo terrible, una experiencia trágica que nunca hubiésemos imaginado vivir. Y por eso, desde mi punto de vista, un periodista no puede caer en el facilismo de señalar a las autoridades como únicos responsables de lo que nos pasa. A mi entender, nadie, ni siquiera el mejor dotado de los liberteños, hubiese podido salir airoso de este Apocalipsis sombrío que nos azota, porque ni el poder político ni el dinero podía frenarlo. Sin embargo, esto no impide ver que hubo actitudes y errores tremendos, cuestiones básicas que no han podido ser cumplidas por las autoridades.

No voy a referirme a las cuestiones técnicas de la gestión sanitaria, pues para eso están los especialistas en el tema. Sí, más bien, al accionar inmediato y político, aquel que salta a la vista. Y en ese aspecto puedo decir que este debió ser el momento para trabajar una estrategia conjunta, una hoja de ruta que unifique a las autoridades de distintas camisetas políticas incluso. Sin embargo ni los que pertenecen al mismo partido político han podido concretar un trabajo conjunto. Es vergonzoso que en plena pandemia, en la emergencia sanitaria más devastadora de nuestra historia en la región, el gobernador Manuel Llempén y el alcalde de Trujillo, Daniel Marcelo, no hayan podido sentarse a trabajar juntos, tal como el momento histórico y trágico lo demanda. ¿No fueron capaces de sobreponerse hasta ahora a sus pequeñeces, a sus divergencias absurdas? ¿Ni siquiera la vida de cientos de liberteños pudieron hacerlos recapacitar y entender que esto no es un pleito de egos y de posiciones, sino un problema humanitario, una desgracia de dolor y sufrimiento masivo?

Hemos pasados las más de mil quinientas vidas perdidas por el coronavirus, sin contar el posible subregistro de fallecimientos por esta enfermedad, y las principales autoridades políticas tienen la obscenidad de todavía ponerse en plan de gallitos de pelea, retándose y hasta denunciándose. Pidan perdón a la ciudadanía por su indolencia. Por no saber superar esas pequeñeces en el peor momento de nuestras vidas.