El nuevo libro del escritor y docente Gonzalo Del Rosario está dedicado a aquellas mascotas que alegraron nuestra infancia. Fábulas para niños del siglo XXIII acaba de ser publicado bajo el sello de editorial Trotamundos, de Trujillo, como una de las obra beneficiarias de las líneas de apoyo económico para el sector cultura del Ministerio de Cultura.
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Tus libros previos abordan el terror y la ciencia ficción, ¿cómo así decidiste virar hacia la narrativa infantil?
No me gusta repetirme. Siento que aquello que tuve que escribir en el género fantástico ya lo hice y que ahora me parece mucho más útil pensar en las nuevas generaciones a las que se les está dejando un mundo en crisis y pandemia. Entonces, ¿para qué seguir escribiendo sobre el fin del mundo si prácticamente ya lo estamos viviendo desde hace un año? Siempre me ha parecido aburrido y limitante escribir sobre “la realidad”.
Sin embargo, estas Fábulas son realismo puro. Historias que le pueden pasar a cualquier niño que se encariña con sus mascotas. ¿Cuánto de autobiográfico hay en este libro?
Demasiado. Ha sido un ejercicio retrospectivo; y a la vez un tributo a aquellos animalitos que alegraron mi niñez. Escribir sobre mis mascotas y darles vida en cada línea ha sido muy terapéutico en medio del encierro de cuarentena. Para mí fue volver a la verdadera patria que es la infancia, como decía Rilke.
Algo que me llamó la atención es que los animales que protagonizan estas fábulas no son las “mascotas domésticas tradicionales”.
Sí, supongo que te refieres a la ausencia de perros o gatos, y más bien la presencia de una iguana, unos sapitos, un ave, un roedor y una perra. Cada uno tiene una importancia vital porque todas esas historias dejan una lección, claro que no está señalada al final como en las Fábulas de Esopo, porque prefiero que sea el lector quien saque sus propias conclusiones.
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Ahora que mencionas a Esopo, ¿cuáles fueron las influencias para escribir tus Fábulas?
Fábulas de Esopo debe haber sido el primer libro que leí junto a mi padre cuando era niño. Claro que yo no quería darle ese toque aleccionador y fantástico donde los animalitos tienen voz (solo una historia apela a ello), sino que las narraciones fluyeran como si fueran cortometrajes acerca de la infancia de un niño peruano en la década del 90, que aprende sobre la vida, la muerte y el amor gracias a la aparición y separación de sus mascotas. De hecho, unidas las cinco fábulas serían como una novelita de aprendizaje.
Si bien, tu libro está dirigido a niños y niñas entre los ocho y doce años, ¿también puede ser disfrutado por adolescentes y adultos?
Claro, yo creo que toda persona cuya vida haya sido transformada por el amor de y hacia algún animalito, va a sentirse identificada con las historias relatadas. Al apelar a la ternura y la nostalgia, este libro puede ser leído por niños desde los ocho hasta los mil años y más.
En tus redes has subido fotos de tu libro a orillas del Lago Titicaca, siendo un autor que ha viajado tanto, ¿cuánto ha perjudicado esta pandemia a tu labor como escritor y difusor cultural?
Puno tiene un lugar muy especial en mi obra porque allí pasé dos veranos magníficos cuando niño. Realmente extraño mucho viajar y llevar mis libros adonde me inviten. No obstante, sé que no somos el único sector artístico afectado: mis amigos músicos y cineastas, la gente del teatro y la danza, la están viendo duras y muchos no han recibido un solo sol de apoyo o siguen esperándolo. En el rubro editorial, la ausencia de ferias, talleres y clases presenciales nos viene afectando desde hace más de un año. Especialmente a aquellos autores que vivíamos de vender y difundir nuestra obra en dichos eventos culturales. Es curioso que cuando más se necesita del arte, los últimos en recibir apoyo seamos quienes ponemos nuestro grano de arena para seguir moviendo la cultura en el país. Los políticos suelen recitar a César Vallejo en sus discursos pero serían los últimos en apoyarlo si estuviera vivo. Debemos dejar de pensar en la cultura como un mero ornamento, o a los artistas como mendigos, y visualizar al arte como el motor básico para cambiar y mejorar este país.
¿Qué opinas de los libros virtuales? ¿Es una opción viable?
Mis últimos libros están a la venta en plataformas como Amazon o Lektu para descargar en formato epub o pdf desde hace más de un año, sin embargo, acá en Perú, quienes leen libros virtuales aún conforman un porcentaje mínimo en comparación a la compra de libros físicos. Generalmente, aquellos que descargan libros no quieren pagar por ellos.
¿Dónde podemos conseguir tus libros en físico?
Solo me buscan como “Gonzalo Del Rosario” en Facebook o Instagram, me escriben y en breve les llegará su librito a casa. Sino, también pueden visitar la librería de editorial Trotamundos (pasaje Descartes 477, La Noria) donde encontrarán otros títulos de la colección Bicentenario como los estrenos de Vallejito de Carlos Lavida o Casetera Perú de Antonio Baldeos, asimismo la obra de autores liberteños contemporáneos como David Salvatierra, Juan Carlos Díaz, Silvana Reyes Vassallo, Mauricio Málaga y Jorge Torres, ideales para fomentar la lectura en niños y adolescentes que hoy más que nunca necesitan de los libros para liberar su mente de toda esta locura que nos rodea a diario.
El dato
Fábulas para niños del siglo XXIII de Gonzalo Del Rosario está incluido el Plan lector de Literatura regional 2021 de la Gerencia Regional de Educación de La Libertad.