
Karina Segura es la prueba de que los milagros sí existen y que la mayoría se logra con perseverancia. Desde el 2008, cuando le diagnosticaron glomeronefritis, que significaba que uno de sus riñones funcionaba al 50 % y el otro al 20 %, ella sabía que su futuro estaba marcado por el eterno tratamiento de diálisis y que su alivio sería un trasplante.
“En el 2012 empecé mi tratamiento de diálisis peritoneal, con la ventaja de que con este puedes comer de manera normal y sobre todo beber agua, a diferencia de la diálisis en máquina (…). En el 2016 entré a la lista de espera para trasplante, tras haber superado un exhaustivo control de salud en todas las áreas”, cuenta Karina, sentada en su cama del hospital, mientras espera su alta médica.
Recordó que desde el 2013 inició exámenes médicos para determinar si estaba apta para el trasplante, tras años de espera, al fin el 14 de noviembre del 2019, el coordinador de la Unidad Funcional de Trasplante Renal del hospital Almanzor Aguinaga Asenjo de EsSalud, César Ballena Custodio, la llamó para darle la noticia de que había un riñón de donante cadavérico. En menos de media hora, Karina estaba en el hospital.
Los cuidados de un trasplante
Tras el riesgo quirúrgico y otros exámenes pretrasplante, la paciente entró a sala de operaciones y tras siete horas había finalizado de manera exitosa el trasplante número 287 realizado en el citado hospital, donde se inició este tipo de cirugías en 1991.
Sofía Díaz Castillo, enfermera jefe del área de Nefrología, Urología y Trasplante Renal, explicó que tras el procedimiento solo una enfermera tiene contacto con el paciente que permanece en la cápsula (ambiente cerrado y esterilizado) por tres días, a fin de monitorearlo pues las horas siguientes a la cirugía son clave.
Enfermedad renal
El médico nefrólogo César Ballena señaló que actualmente tienen 56 pacientes en lista de espera por un trasplante de riñón, la misma que se reporta a la Organización de Donación y Trasplante de Lima y a la Gerencia central de Procura y Trasplante de EsSalud de Lima; y es por ello que, cuando se presenta un donador se trasladan órganos de otras regiones.“En nuestro hospital el mayor número de trasplantes se hace con donante cadavérico, y el número es escaso debido a la falta de cultura de donación. Creemos que el ‘sí dono’ en el DNI no es suficiente, el Estado debe prever algún mecanismo como un compromiso firmado de la persona, porque cuando la persona fallece la que decide es la familia”, explicó el especialista.
Karina, quien ahora recibió una nueva oportunidad de vida tiene mucho que agradecer a su donante – un joven de 21 años, y a la familia de él. “Por mi donante, su familia y mi hijo he decidido que no solo cumpliré cabalmente con mi tratamiento en medicina, sino es alimentación y estilo de vida. He vuelto a nacer, esto es un milagro y estoy eternamente agradecida”, expresó.