“Durante la noche vamos a comenzar a efectuar ya la movilización (...). Vamos a estar reunidos con el resto de compañeros, con los cuales vamos a participar en esta operación (...). Para el caso específico de la Unidad Especial de Combate, este momento lo hemos esperado por más de 10 años”. Estas fueron las palabras que el entonces capitán de fragata AP Carlos Tello dirigió a su equipo un día antes de “Chavín de Huántar”. Ya como contralmirante en retiro, relata su vida militar, cuyo primer capítulo fue El Frontón.
¿Cuáles son los hitos de su carrera en la Marina?
Bueno, yo pasé la mayor parte del tiempo combatiendo al terrorismo. La operación, para mí, más difícil fue la de El Frontón, porque fue combatir en condiciones totalmente desventajosas; los terroristas tenían control del edificio y estaban disparando con fusiles.
¿Cuál fue el momento más complicado en esta operación?
Me dan la orden de rescatar a un compañero infante herido. Dos compañeros trataron, uno falleció instantáneamente y a otro lo hirieron y, posteriormente, lamentablemente, falleció; el tercero era yo. A la hora que me acerco, intenté calmarlo, saqué la cabeza de entre unas piedras y cuando traté de decirle: “Comandante, yo lo voy a sacar”, dije: “Comandante, yo...” y me metieron una ráfaga.
¿Cómo llegó a rescatarlo, entonces?
Él mismo, Enrique de la Jara, capitán de corbeta, se daba motivación porque era comando. “¡Comando, vamos, comando!”, rugía, hasta que llega un momento en que ya se le acaban las fuerzas y me dice: “Chito, Chito, se me va la vida”. Yo lo que hice fue gritar: “¡Cúbranme!”. Fui caminando rápido, lo cogí, lo cargué (junto a otro comando) y luego lo dejé. Pero la gente me contó que me vieron caminando con parsimonia, que veían cómo los tiros se cruzaban y no saben cómo no me dio ninguno. Yo lo cogí, el otro infante también y los dos corrimos hasta que se me acabó la adrenalina y me desvanecí.
¿Cuántos enfrentamientos ha tenido?
¿Cuántos 'cumpleaños' tengo? Tengo el verdadero, el día que rescaté al comandante De la Jara; tengo en el Ucayali, una emboscada que me hicieron y que no pasó nada; lo de “Chavín de Huántar”, donde activamos 14 kilos de C-4 a nueve metros; y después, de viejo en el Vraem, en el 2011, que me emboscaron en un helicóptero y fue la primera vez que me hirieron, ya de almirante.
¿Cómo fue su intervención en “Chavín de Huántar”?
En “Chavín de Huántar” yo fui comandante de la Unidad Antiterrorista de la Marina, que se plegó a la Unidad de Comandos del Ejército. Integramos la Patrulla Tenaz y mi personal estuvo a cargo de todo lo que era explosivos, la mayoría de los francotiradores y también estuvieron en todos los equipos. Porque los primeros hombres en una unidad de rescate de rehenes siempre son explosivistas, para abrir los accesos y para vadear las trampas que pueden haber.
¿Qué fue lo más duro que experimentó?
Agradezco a Dios la oportunidad que tuve de conocer y ser amigo de (el comandante EP) Juan Valer. Conversábamos delante de los chicos (antes de la operación), que estaban nerviosos, para tomarlo un poco a la broma. Me preguntaba: “Si mueres, ¿qué cosa quieres que te hagan?”. Yo le dije: “Quiero que pongan mi foto en la Colección Huascarán”. Él me respondió: “Yo quiero que me hagan un monumento en mi pueblo”, y se lo hicieron en Tumbes. Es más, cuando estoy entrando al túnel y el entonces coronel (José) Williams dice: “Que entre primero Tello”, él (Valer) me para y dice: “Cuidado que te vayan a matar, porque para cargarte son por lo menos ocho personas”.
¿Cómo se enteró de su deceso?
Un amigo me dijo que habían herido a Valer, que estaba mal. Avanzando en la operación veo a otro amigo en común, el general (Leonel) Cabrera, él me mira con el rostro desencajado, inmediatamente me di cuenta. Se me acerca y me dice: “Se lo tiraron a 'Chizito'”. Nos abrazamos y nos pusimos a llorar. Como a las tres horas de iniciada la operación, me sacan, y vamos al puesto de comando donde estaba el presidente (Alberto Fujimori), su asesor de Inteligencia (Vladimiro Montesinos) y los comandantes generales, y quieren hacer un brindis conmigo. Yo dije: “No puedo brindar, se murió mi amigo”.
¿Qué opina del trato de la clase política a los comandos?
La clase política no está a la altura del sacrificio que hizo mi generación. Los militares arriesgamos nuestras vidas para dar esta democracia, aunque imperfecta, pero con la capacidad de que cada peruano pueda decidir su destino. En mi caso, yo fui herido en combate, pero hay gente que ha muerto, hay hijos que han perdido a sus padres, hay padres que han perdido a sus hijos. La clase política no actúa de acuerdo con ese sacrificio que hizo mi generación (de militares) para darles este sistema, aunque imperfecto, pero de libertad.
PerfilCarlos Tello Aliaga
Contralmirante AP en retiro. Ingresó a la Escuela Naval en 1978 y se retiró de la Marina en el 2013, siempre involucrado en la lucha antiterrorista. Llevó una maestría en el Instituto de Gobierno y Gestión Pública de la Universidad de San Martín de Porres.