Un sujeto identificado como Piero Alonso Rodríguez Salazar fue sentenciado por unanimidad a 32 años de cárcel por los delitos de violación sexual y trata de personas con fines de explotación sexual, en agravio de dos menores de edad. El hecho ocurrió en el Callao el 2019.
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Esta drástica sanción fue impuesta por los magistrados del Juzgado Penal Colegiado Transitorio de la Corte Superior de Justicia del Callao: René Quispe Silva (presidente), Jorge Díaz Leiva y José Ramírez Carrasco.
Uno de los factores evaluados por el colegiado fue el estado de vulnerabilidad en la que se encontraban las dos menores de edad, quienes de acuerdo a la pericia psicológica y antropológica padecen trastornos de conducta, depresión y afectación psicológica.
Además, se dispuso el pago de 20 mil soles de reparación para ambas, así como un tratamiento terapéutico para una futura readaptación a la sociedad y tratamiento psicológico.
Piero Rodríguez Salazar fue capturado el 21 de julio de 2019 y cumplirá su pena en julio de 2051.
Trata y violación
El caso se remonta a julio de 2019 cuando la madre de una de las menores, a quien llamaremos María, denunció la desaparición de su hija en el Depincri de Bellavista, en el Callao.
Según los testimonios, la menor no retornó a su hogar después de asistir al colegio debido a problemas familiares.
En la búsqueda de un lugar donde quedarse contacta a otra menor de edad, a quien llamaremos Juana, quien también se había escapado de su casa tiempo atrás y que en ese momento convivía con el sentenciado Piero Rodríguez Salazar. Este la obligaba a prostituirse inscribiéndola en sitios virtuales desde las propias cuentas de redes sociales de la menor.
Rodríguez Salazar también le indicó a María que debía prostituirse si quería quedarse a vivir con ellos. Además, la ultrajó sexualmente y la amenazó con hacerle cosas peores si se escapaba.
Dar con el paradero de ambas fue posible el día que María y Juana se dirigieron al centro comercial Mall de Bellavista, donde la segunda iba a verse con un cliente. La ocasión fue aprovechada por María para dirigirse al centro comercial Minka, donde iba a pedir ayuda a un amigo. Fue en ese lugar que ella fue reconocida por su madre, quien interpuso la denuncia correspondiente en la comisaría de Sarita Colonia.