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La migración venezolana ha sacudido el mercado laboral peruano, pero no todos buscan un trabajo honrado. Hay quienes prefieren pedir limosna, con la historia de la pobreza, hambre, migración y extranjería. Falta un detalle para establecer el negocio, y son los niños, que muchas veces son 'alquilados' para establecer un oficio que constituye explotación infantil.

Según un reportaje de Punto Final, en solo cuatro horas parado en una esquina de Miraflores, con un bebé en manos, se recauda S/ 150 en efectivo, sin contar las múltiples donaciones de comida, bebida y vestido para el niño. Objetos que luego pueden ser vendidos.

Multiplicando la cifra por cinco días a la semana y luego cuatro semanas por mes, se puede recaudar una suma no menor a los S/ 3,000 como falso mendigo en la capital.

Sin embargo, los mendigos no son pobres, ni hambrientos, ni tienen niños.

El comandante PNP Yuri Napuri, de la Dirección contra la Trata de Personas y Tráfico Ilícito de Migrantes, reveló que cuando se intervino a alguno de falsos mendigos extranjeros, encontraron cuantiosas posesiones, desde enormes televisores LED hasta autos.

En otros casos, envían el dinero que recaudan a su país para asegurarse diversos bienes. "Ellos piden y piden y mandan dinero para Venezuela, para comprar cosas allá". indicó una ciudadana venezolana.

Napuri comparte el estimado del reportaje sobre el monto que recopilan todos los días. "Puedo sacar S/ 150 o S/ 200 diarios aprovechando la condición de menor de mi sobrino o hijo", apuntó.

Pero el niño no siempre es un familiar del mendigo. Hay organizaciones que se dedican a alquilar a los pequeños para lograr mayores ingresos en la limosna.

Una vecina venezolana reveló que en un momento le ofrecieron alquilarle a un niño enfermo por solo S/ 30.