Despedir a los seres queridos con música y licor es una costumbre en el Perú; sin embargo, lo reprochable de esta práctica en la actualidad es que no se respete el distanciamiento social para prevenir más contagios de COVID-19, señaló la psicóloga Adriana Fernández. (Capturas de video)
Despedir a los seres queridos con música y licor es una costumbre en el Perú; sin embargo, lo reprochable de esta práctica en la actualidad es que no se respete el distanciamiento social para prevenir más contagios de COVID-19, señaló la psicóloga Adriana Fernández. (Capturas de video)

No solo fue en la trágica fiesta de la discoteca Thomas Restobar de Los Olivos, donde murieron 13 personas. Desde que inició el estado de emergencia hasta el último miércoles, la ha intervenido un total de 321 fiestas clandestinas en Lima Metropolitana, tanto en establecimientos comerciales que debían estar cerrados, como en viviendas y hasta en el local de un nido. La pregunta es ¿por qué una parte de la población insiste en desobedecer de esta manera las medidas adoptadas para frenar los contagios y muertes a causa del ?

Según explicó a este Diario la socióloga Maritza Paredes, profesora de Sociología de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), los peruanos desobedecemos las normas desde antes del COVID-19, y mantenemos prácticas informales que hemos “normalizado desde niños, como ver a nuestro papá pagando sobornos a la policía, pidiendo facturas cuando no corresponde, no pagando la CTS a la empleada doméstica o pasándonos la luz roja”.

Además, precisa que las reglas no están dadas para obedecer a algo o alguien, como al Estado, sino para poder convivir como comunidad, por lo tanto no se esta valorando esa convivencia colectiva.

“El COVID-19 lo que esta haciendo es mostrarnos lo que somos y este no es un problema genético o que se empeora por el maltrato familiar, algo de eso habrá en algunos casos, pero aquí tenemos un problema social que no aparece de la noche a la mañana”. En ese sentido, pide entender el trasfondo social y estructural en la sociedad.

A esto se suma, indicó, la costumbre de culpar al otro, que pone de manifiesto a una sociedad que no tiene empatía con el resto, que esta dividida y que, además, construye estereotipos.

Respecto a si este tipo de conductas tiene relación con el estrato social de procedencia, manifestó que “no” porque estas se pueden ver en otra partes del mundo como Estados Unidos y Francia. “No somos los únicos desobedientes y esto se da en todas las capas sociales”, refirió.

Por tanto, “hacer mucho escándalo de lo que ha pasado en estos días no soluciona nada porque la gente va a seguir haciendo lo que siempre ha hecho, que es seguir sus prácticas informales”.

¿Qué hacer? Paredes recomendó que las salidas que se ofrezcan, desde el Estado por ejemplo, deben involucrar a la comunidad porque no basta con decirle a las personas “quédate en casa”.

“Se podría organizar a la gente para participar activamente, como cuando se combatió el cólera, con el apoyo de las organizaciones sociales, hay que involucrar más a los jóvenes, a las mujeres, generar un sentido de responsabilidad, así también educas”. El mensaje, enfatiza, no tiene que ser solo “cuídate tú o quédate en tu casa, sino mas bien estamos en crisis, todos somos necesarios”.

“Las autoridades no generan confianza”

Para Adriana Fernández, psicóloga comunitaria y docente de Psicología de la PUCP, en nuestro país existe un problema de falta de legitimidad de nuestras autoridades, que no son vistas como figuras válidas y respetables, sino mas bien inconsistentes, que no generan confianza. Y eso lo hemos visto, por ejemplo, con autoridades que guardan en sus casas los víveres y donaciones que tienen que repartir, o que sin reparos recomiendan el dióxido de cloro para prevenir el COVID-19.

Por lo tanto, considera que el discurso de las normas durante la pandemia también tendría que ser consistente y a veces no lo es, o no ha sido del todo claro respecto a la peligrosidad del virus en personas jóvenes, por ejemplo.

“Necesitamos campañas comunicacionales que piensen en públicos diferentes en edad, condición social y económica, no puede haber un discurso homogéneo para todos, no funciona”, señaló a este Diario.

Al respecto, mencionó la importancia de sensibilizar también a través de los medios de comunicación. “Uno de los programas más vistos es ‘Esto es Guerra’, donde vemos a jóvenes que en algunos momentos ni siquiera usan mascarilla”, lamentó.

Las especialistas consideran que hasta ahora los mensajes no han sido consistentes hacia los jóvenes. (Foto: GEC)
Las especialistas consideran que hasta ahora los mensajes no han sido consistentes hacia los jóvenes. (Foto: GEC)

A esto se suma, según consideró, la existencia de una precarización de la vida, a consecuencia de los deficientes sistemas de salud y educación que se arrastran desde hace mucho tiempo, y que ha llevado a una gran parte de la población a sentir poco respeto a la vida.

“Muchos peruanos antes de la pandemia no vivían de una manera adecuada, sino que sobrevivían y esa situación te hace entender la vida de una manera distinta, menos cuidadosa, más acostumbrada a estar en riesgo”, mencionó.

En ese sentido, consideró que la pandemia debe llevarnos a reflexionar como país y sociedad, y a revisar esos problemas estructurales e históricos que tenemos para tratar de transformarlos y generar mejores condiciones para todos los peruanos.

Esta semana un grupo de personas fueron intervenidas por la policía en el local de un nido. Bebían licor y varios de ellos no usaban mascarillas. (Captura de video)
Esta semana un grupo de personas fueron intervenidas por la policía en el local de un nido. Bebían licor y varios de ellos no usaban mascarillas. (Captura de video)

Sobre polémico baile en el cementerio

En la víspera circuló en redes sociales un video donde se aprecia a familiares y amigos de Alison Montañez Sudario, una de las víctimas de Los Olivos, bailando y bebiendo licor sobre los nichos del cementerio. Incluso, muchos de ellos no portaban mascarilla.

Al respecto, Fernández comentó que estos son cultos o ritos que existen desde antes de la pandemia para despedir a un ser querido, teniendo en cuenta que somos un país multicultural.

Anotó que en tiempos de prepandemia no habría problema; sin embargo, en la coyuntura actual sí son reprochables porque van en contra del distanciamiento social y las medidas de bioseguridad.

“Son momentos propicios para seguir esparciendo el virus y eso es lo que hay que reprochar en este caso. No la forma de despedir al ser querido, porque ninguna forma de hacerlo es mejor que otra, pues son prácticas culturales. Lo reprochable es que algunas prácticas culturales nos están poniendo en riesgo”, subrayó.

Finalmente, si bien la ministra de Salud Pilar Mazzetti negó hoy que se vaya a implementar la denominada Ley Seca para evitar las reuniones sociales, Fernández consideró que no hubiera funcionado.

“La prohibición no esta dando los resultados que quisiéramos y en esa línea no creo que la Ley Seca ayude en mucho ahora (...) mas bien hay que recurrir a una estrategia de concientización y sensibilización, una campaña comunicacional pedagógica que ayude a los ciudadanos a comprender el momento en el que nos encontramos, la peligrosidad del virus”, recomendó.


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