Ni el inclemente, sol, cansancio, hambre y la fatiga, son impedimentos para que miles de peregrinos avance en el largo caminar hasta la sierra de Ayabaca donde esperan encontrarse con el Señor Cautivo en su fiesta patronal.
Niños, jóvenes y adultos con sus mochilas llenas de fe y esperanza, con el corazón lleno de agradecimiento por los favores recibidos del “Negrito lindo” como lo llaman, y otros por pedir por la salud de familiares, caminan a tranco largo, algunos llevando pesadas cruces, “medallitas”, instrumentos musicales, etc.
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LA FE
La devoción es grande, la fe vence montañas, el amor al Señor Cautivo no tiene distancia, como Gerardo Sosa quien camina desde el día 2 de mayo desde la frontera de Tacna para agradecer por la salud de su madre, él lleva 17 años peregrinando y lo hará hasta que Dios diga basta, como nos indica.
Otro caso el de Raúl, quien junto a su esposa, llevan en cochecito a su hijo, ellos salieron desde Casma y los encontramos cruzando el centro poblado de Chapaira, llevan 10 años caminando con fe hacia Ayabaca. La joven Zarai, acompañada de otros amigos y familiares también cruzaba por el Caserío Miraflores cargando una “Medallita” va por la salud de su madrecita enferma.
Esa es la fe del pueblo hacía el Señor Cautivo, que trasciende fronteras, pues algunos llegados desde Ecuador, ya se encuentran visitando el santuario en el pueblo andino de Ayabaca..