Catacaos vive su Semana Santa con fe y esperanza tras cumplirse un año del desborde del río Piura que dejó pueblos inundados. Cerca de cinco mil fieles participaron en la misa del Jueves Santo y degustaron los tradicionales siete potajes, demostrando su fervor religioso que trasciende fronteras.
ACTIVIDADES. Desde las 9:00 a.m se concentraron las cofradías en casa del Procurador de la Cofradía del Santísimo Sacramento, José Chero Chávez para dirigirse a casa del depositario Manuel Yarlequé Saavedra y el doliente Jorge Luis Yarleque Chiroque.
Luego se dirigieron a la iglesia Juan Bautista en donde el párroco entregó las Sagradas Llaves al depositario.
Tras esta ceremonia el depositario izó el pabellón Nacional, luego el alcalde de Catacaos Juan Cieza Sánchez presidió la sesión solemne.
De esta manera se dio inicio al Jueves Santo.
En la casa del depositario ubicado en la calle Comercio N° 813 la madre del depositario en compañía de cuarenta y tres personas preparaba los siete potajes que serían servidos a las principales autoridades y a más de tres mil personas.
“Con ayuda de mis hijas, comadres y vecinas desde el miércoles empezamos picando todos los insumos y hoy jueves a las 3:00 de la mañana iniciamos preparando los potajes, lo hacemos con mucha devoción agradeciendo a Dios”, dijo la señora Ana Saavedra Rojas.
La devota comentó que habían cocinado raciones para más de tres mil personas. Para la preparación de estos platillos se utilizaron dos reses, siete sacos de arroz, 25 pavos, 55 gallinas, 500 plátanos, un saco de frejoles, entre otros insumos.
Los siete potajes son: vino o clarito, sánguche de pollo con jamón, picante de gallina con choclo, sopa de res, estofado de carne, hornado de pavo con plátano y durazno en almíbar.
Al mediodía, antes de ser servidos los platos, el párroco bendijo los alimentos y luego fueron repartidos a las principales autoridades de Catacaos.
TRADICIÓN. “Ser depositario significa que Jesús deposita la fe en mi y yo la transmito a los demás”, indicó Manuel Yarlequé Sánchez.
El depositario manifestó que las razones que lo llevaron a hacerse cargo de esta celebración por este año es servirle a Cristo, honrar a su padre que también fue depositario y cumplir uno de los deseos de su madre
“Mis padres me inculcaron los valores cristianos y estamos siguiendo la tradición con mucha fe y devoción, hay que disfrutar esta fiesta con mucho respeto a Cristo, vivamos estas celebraciones reflexionando sobre las cosas negativas y enmendando nuestros errores”, dijo Yarlequé.
Los preparativos para esta tradicional celebración se hicieron con un año y tres meses de anticipación.
“Me gustaría que se apoye a los lugares más afectados por la inundación que son vulnerables y la ayuda no está llegando”, finalizó.
El párroco Manuel Castro Sosa refirió que la costumbre de los siete potajes representa el momento en que Jesús bendice los alimentos y los multiplica.
Las personas hicieron cola desde las siete de la mañana para poder ingresar en el espacio acondicionado con 50 mesas con 10 asientos cada una. Entre los asistentes hubo decenas de personas damnificadas por el fenómeno El Niño Costero.
“Estoy desde las 9:00 a.m vengo de Cura Mori, soy una de las damnificadas por la inundación, el año pasado no pudimos venir, yo vengo desde que los 10 años de edad, ahora tengo 46, antes no había tanta cola ni turistas”, recuerda Jacinta Raymundo Aquino.
A la tradicional celebración de siete potajes llegaron también turistas extranjeros y piuranos que compartieron esta costumbre.
CENA. En Catacaos, a las cinco de la tarde, se realizó la semejanza de la última cena organizado por la Cofradía del Santísimo en la iglesia matriz.
Los devotos representan a los doce apóstoles y a Jesús con rostros de yeso y cuerpos de telas, además cada uno lleva su nombre en un fotosheck. Las santas imágenes están sentadas en una mesa en la que se sirve frutas y pan en forma de cordero (elaborado con manteca, harina y azúcar).
Según el miembro de la cofradía del Santísimo Sacramento, Roberto Ruiz Flores, esto representa la institución de la eucaristía.
Seguidamente a las seis de la tarde se llevó a cabo el lavado de pies por parte del párroco de la iglesia Juan Bautista.
“A las 10 de la noche las frutas, que son plátanos, uvas, duraznos; son repartidas entre los fieles asistentes, el pan de cordero se le entrega al depositario y al doliente”, dijo Ruiz.
La fruta es donada por los devotos de los pueblos de Catacaos que viven cada uno de los últimos días de la vida de Jesucristo con especial fervorosidad.
“Día por día representamos la pasión de Cristo, por ejemplo mañana (viernes) la misa a las seis de la mañana y a la una de la tarde se representa el vía crucis por tres horas, la imagen de Jesús es bajada y también la de Judas; luego los ponen en su urna y salen a la procesión con los demás santos”, dijo el miembro de la cofradía Santísimo Sacramento.
El día de hoy se realiza al mediodía la degustación de potajes basados en pescados y mariscos a cargo del doliente Jorge Luis Yarlequé Chiroque.
LAVADO. Por otra parte, en la catedral de Piura, monseñor José Antonio Eguren Anselmi lavó los pies a doce venezolanos, seis hombre y seis mujeres, durante la celebración de la misa vespertina de la Cena del Señor, que se realizó a las 7:00 p.m.
De esta manera, el arzobispo expresó en un gesto concreto la solidaridad y cercanía de la Iglesia y de Piura con los extranjeros que se han visto obligados a dejar a sus familias en Venezuela debido a la dramática situación que vive ese país.
Monseñor Eguren hizo una llamado para que todos vivan desde la fe la Semana Santa participando activamente en las parroquias de las celebraciones litúrgicas y actividades devocionales que se han organizado en la región.